“Regreso al no lugar sin tiempo del cual salí para tomar forma humana”, nos dijo Antonio Iriarte Cadena unos días antes de morir “Regreso al no lugar sin tiempo del cual salí para tomar forma humana”, nos dijo Antonio Iriarte Cadena unos días antes de morir, dejándonos en una profunda y hermosa carta su última enseñanza, la de cómo asumir la muerte. Antonio nos demostró su talante de hombre superior al encarar con dignidad el diagnóstico de una agresiva enfermedad. Lo hizo con serenidad y realismo, sin dramatismo alguno. No luchó con desespero contra el cáncer, sino que lo tomó como un evento propio del misterioso devenir humano. Siguió las prescripciones médicas del caso con moderada esperanza, sin optimismo religioso, ni pesimismo fatalista. Tampoco cedió, como lo hacen otros, a las curas milagrosas de muchos oportunistas. Hasta el fin de sus días el Maestro mantuvo esta admirable compostura que le permitía hablar de su tratamiento, avances y retrocesos, con plena lucidez, en medio de sus acostumbrados apuntes inteligentes y humorísticos. Antonio hablaba con tal naturalidad de su situación que parecía hablar de otra persona, como si él no fuera el enfermo. Fiel a su tradicional espíritu académico se documentaba con detalles científicos precisos de lo que hacían sus médicos, de los medicamentos que recibía y de lo que podría sucederle. Con base en ello siempre tuvo claro que las posibilidades de su recuperación eran escasas y, pese a ello, conservó su pasmosa tranquilidad. Por su brillante carta final entendemos que la sabiduría de Antonio lo llevó a un bel morir, a ver la muerte no como una desgracia terrible sino como un cambio natural de forma por la energía que somos. Para él, “el llover es tan común y sagrado como el nacer y el morir”. Para quienes no hemos alcanzado siquiera un tercio de este conocimiento nos duele su partida y la sentimos como una pérdida, la de un hombre excepcional. Comprendemos, no obstante, que su última lección de vida fue su muerte. Trataremos de no ignorarla. Nuestras más profundas manifestaciones de aprecio y solidaridad para la familia de Antonio, a Patricia, su esposa; Diana y Marieta, sus hijas. *Usco-Crecer