Quisiera estar equivocada, pero los retos virales se constituyen hoy por hoy en inminente riesgo para la vida e integridad de niños, niñas y adolescentes, pues lejos de entretener, desafían a cientos de víctimas a sobrepasar pruebas cada vez más temerarias que en el peor de los casos atentan contra su propia vida.
Las alarmas están encendidas ante la aparición del popular «Challenge Viagra» que a través de redes sociales induce a los jóvenes a ingerir bebidas gaseosas mezcladas con Sildenafil, mejor conocido como viagra, práctica que de acuerdo con expertos representa riesgos asociados a problemas de visión, hipotensión arterial, taquicardia, entre otros.
Tras la intoxicación de decenas de menores de edad, Julio César Aldana, director de INVIMA hizo un llamado para que las Secretarías de Salud pongan en marcha campañas dirigidas a evitar la venta libre de tal medicamento a menores de edad. Sobre los efectos adversos destaca que pueden llegar a ser impredecibles y en tal sentido aspira a que «no haya desenlaces fatales».
A la luz de tan inquietante problemática ¿cómo hacer para concientizar a los jóvenes acerca de las repercusiones negativas que podrían traer a sus vidas el sumarse a tan nocivas prácticas digitales?
Sin dejar de lado las responsabilidades institucionales, resulta imperativo que desde el ejercicio parental y educativo se cualifique de mejor forma el tiempo que ofrecemos a nuestra prole a fin de protegerlos de todo aquello que conlleve altos niveles de riesgo y de paso afianzar lazos familiares que posibiliten una interacción armónica y funcional, desde el marco de una relación de confianza y buen manejo de autoridad que haga posible alertarlos sobre las eventuales implicaciones que tales «retos» podrían conllevar.
Seguidamente y al margen de los límites que establece el derecho a la intimidad, es recomendable hacer uso de herramientas de control parental que pongan freno a contenidos no aptos para población infantil, por tratarse de una de las franjas más proclives al desarrollo de tan nefastas prácticas, pero ante todo, no olvidar que la clave está en fomentar una comunicación familiar asertiva, sin lugar a dudas, rebasa cualquier medio de control parental.