Julio Enrique Ortiz Cuenca
En las elecciones de la primera vuelta presidencial hubo una recuperación de la democracia al superar el 50 % la participación de los colombianos y bajar los niveles de abstención de las anteriores elecciones. Como resultado de los acuerdos de paz el gobierno nacional pudo garantizar el orden público y un proceso electoral pacifico en todo el territorio nacional. Aunque el debate en su mayor parte se centró en los candidatos, sus conductas, talante y antecedentes, se abrió el debate sobre el modelo de estado social, económico, ambiental y político, comenzando a confrontarse las tesis de derecha y de izquierda sobre las políticas públicas , la ética, el futuro de los acuerdos de paz y el posconflicto, debate que aspiramos sea la prioridad para la segunda vuelta , acabando con la propaganda negra , la desinformación y los temores sobre la actuación de los candidatos en el ejercicio del poder , de sus aliados ,padrinos o jefes políticos. El pueblo colombiano voto libremente, derrotando las maquinarias, la corrupción electoral, la burocracia, las clientelas y la clase parlamentaria.
Colapsaron los partidos tradicionales que apoyaron los candidatos Vargas Lleras y Humberto del La Calle , los cuales hacen parte de la unidad nacional que gobierna con el Presidente Santos , partidos de la U , cambio radical , conservador y el liberal que alcanzo un escaso 2 % que lo tiene al borde de perder su personería jurídica como resultado de su errática, excluyente , autocrática y equivocada dirección.
La opinión pública se divorció de los partidos políticos que se encuentran en crisis en su mayoría, los cuales se han convertido en fábrica de avales al servicios de intereses y ambiciones personales, que mantienen una representación en el congreso apoyados por una clientela movilizada por el favoritismo del gobierno, los abusos del poder, la corrupción electoral, la injerencia de presupuestos públicos y dineros lícitos e ilícitos.
Aspiramos que la participación se doble en la segunda vuelta, que voten los 17 millones de colombianos que no participaron en la primera vuelta presidencial, para que a conciencia y libremente, elijan entre Petro y Duque, quien debe dirigir los destinos de Colombia. Por primera vez se ve diferenciada y equilibrada la opinión pública, entre las concepciones tradicionalistas que quieren que todo siga igual y las fuerzas alternativas que quieren el cambio.
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