Se conmemoró recientemente los 40 años de una institución educativa privada neivana, con mucha tradición, de reconocidos logros académicos y deportivos en Neiva, me refiero al Colegio Rafael Pombo, fundado por Doña Fabiola Londoño y Hernando Carvajal, cuya alma mater ha cosechado muchas promociones de la mano de sus hijos, todos unos coequiperos de la educación: Luz Helena, Javier, Fabiolita, Carlos y Graciela, a quienes por medio de este escrito les hago un reconocimiento especial.
El Colegio Rafael Pombo, es una pequeña institución, pero grande en vocación, que lleva el nombre de un importante exponente literario colombiano y del mundo hispanoparlante. Esta alma mater, me acogió en mi infancia y de la cual soy orgullosamente egresado de la primaria. Confieso entonces, que mi niñez siempre estuvo inmediada de los escenarios culturales y literarios. De ahí, mi pasión por escribir, el amor por las letras y la poesía, alimentados por los poemas del bogotano Pombo, que recobran vital importancia, como: “El renacuajo paseador, también conocido como “Rinrín Renacuajo”, “Mirringa mirronga”, La pobre viejecita, Simón el bobito, “El mosquito feliz “y “El gato bandido”.
Afloran entonces, recuerdos de la década de los 90s, de las emotivas semanas culturales que, a través del teatro y la música recalcaron en mí la importancia por los hechos más coyunturales de la historia colombiana. Así como, de las semanas de la ciencia que despertaron la creatividad y la innovación, de las semanas del deporte que me hicieron valorar el sentido de la competencia y que por medio de la constancia se alcanzan las metas que uno se proponga en la vida.
Debo reconocer, la importancia de aquellos profesores que hicieron parte de la familia Pomboriana: Elsita, Chelita, Nidia, Martha, Mariela (Q.P.D.), Nelson y Robinson, quienes fueron actores educativos cuyo legado transciende las fronteras en el ejercicio de la pedagogía, cuyas lecciones fueron fundamentales para seguir mi proceso formativo universitario como abogado, como docente universitario, como funcionario público y para luego, dar un salto cualitativo en la política, bajo las banderas de la lucha en contra el clientelismo, la burocracia y la injusticia social, las defensas medioambientales, por mejores condiciones en el saneamiento básico, el deporte y por la misma educación pública neivana, cuya infraestructura se encuentra en cuidados intensivos.
Del lema institucional Pomboriano “nos estamos preparando para ser siempre los mejores” y que es el derrotero para formar mejores egresados y buenos ciudadanos, constituyen un legado, que ha marcado una hoja de ruta en estos 40 años de historia educativa, de la cual nosotros, no debemos dejar extinguir. Por el contrario, es una herencia que debe transmitirse de generación en generación.
Resalto entonces, a los fundadores, rectores, docentes, padres de familia, estudiantes y egresados, para que continúen en esa lucha por ser los mejores, bajo la alegría, la ciencia y la cultura, siendo ejemplo para las próximas generaciones neivanas.