La Nación
Colombia, un municipio con historia de novela 1 17 septiembre, 2024
COLUMNISTAS

Colombia, un municipio con historia de novela

Pude leer la novela “Los cardos olvidados” escrita por Ricardo Moncaleano, merced a un generoso préstamo que de ella me hizo el periodista e historiador barayuno, Álvaro Trilleras. El autor es un abogado doblemente colombiano, como se le dice a los nacidos en el municipio de Colombia. Fue hijo de don Miguel Ángel Moncaleano, quien fuera juez de aquel y otros municipios del Huila y nieto del coronel de los ejércitos liberales Ricardo Justiniano Moncaleano en la “Guerra de los Mil Días”.

Ricardo es abogado de la Universidad de Manizales y durante largo tiempo fue funcionario de la Caja Agraria en la que concluyó su etapa laboral como Gerente Regional de la entidad en Neiva. Pero su verdadera pasión ha sido la literatura, habiendo publicado obras como el poemario “Mujer y Paisaje”, los libros de cuentos “La Rama del Cují”, que fue prologado por el maestro Jorge Villamil Cordovez y “Apólogos de un Espantapájaros”.

La novela materia de este artículo, publicada en el 2021, en la cual se narran los dolorosos episodios que sufrió el municipio durante la violencia liberal conservadora que, el escritor vivenció en sus años de infancia, registra la tragedia de uno de los municipios colombianos más golpeados por el fanatismo, la intolerancia y el odio, que aún hoy carcome la conciencia de las élites dominantes.

Y que nuestro narrador muestra, con la maestría de los grandes escritores, manteniendo la tensión dramática de sus lectores, sin comprometer su objetividad descriptiva de los hechos, a pesar de ser un intelectual de origen liberal, pero con la suficiente conciencia humanista para entender que las masacres cometidas por los chusmeros liberales dirigidos por Dumar Aljure contra las veredas conservadoras, tenían la misma sevicia, sentido de venganza, brutalidad y salvajismo que aquellas cometidas por los “pájaros” y “chulavitas” conservadores contra las veredas liberales.

También que la inmensa mayoría de los masacrados en el genocidio, eran humildes labriegos, niños inocentes y honradas mujeres, sin ninguna culpa ni delito; ni siquiera su afiliación política que les había llegado por herencia familiar.

Aunque la obra está estructurada sobre la frustrada historia de amor de Rosendo Maldonado y Dioselina Gaitán y ellos podrían considerarse como personajes centrales de la narración, el verdadero protagonista es el municipio de Colombia con su dolorosa historia de sectarismo y fanatismo político en cuyos 15 años de guerra no declarada entre los dos partidos tradicionales, murieron más de 400 pobladores.

Un mérito indiscutible de la novela es que nos pinta un hermoso cuadro de la intrincada geografía del municipio que va desde las ardientes llanuras del Desierto de la Tatacoa hasta el frío páramo de Sumapaz en la cúspide de la Cordillera Oriental, matizado con las costumbres y el folclor de su gente campesina. La dirigencia huilense que en su mayoría ama la paz y rechaza la violencia, debería leer este importante relato.