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18 abril, 2024
La Nación
Colombia: Un país extraño 1 18 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Colombia: Un país extraño

Juan David Huertas Ramos

 

Colombia es un país muy extraño, o al menos eso quiero creer.

En el país ocurren cosas insólitas. Por ejemplo, algunos sujetos que hoy se auto proclaman adalides de la “política de la vida”, en el pasado empuñaron fusiles contra el Estado mientras abrazaban ideas guerrilleras y prácticas terroristas. Supongo que eso muestra al punto al cual ha llegado la política.

La ciudadanía aplaude la Ley que prohíbe el castigo físico de los niños por parte de sus padres, sin embargo, ha querido ignorar los crímenes cometidos por las FARC y el ELN contra la población infantil. Incluso, está mal visto reclamar por los derechos de los niños y adolescentes a los que las guerrillas en Colombia y otros grupos terroristas les violaron su dignidad, pues eso hace parte de la “narrativa del odio”, dicen algunos. Supongo que esto expresa la política de protección de infancia y adolescencia en el país.

En Colombia, a la mujer se respeta y toda agresión en contra de ella se castiga en derecho y se repudia socialmente. Sin embargo, las valientes mujeres que fueron usadas sexualmente cual objetos en las FARC y que hoy reclaman justicia no son consideradas víctimas por la JEP. Los abortos salvajes y otros vejámenes a los que fueron sometidas parecen ser relatos surrealistas, pues sus verdugos hoy hablan de paz, amor, perdón y reconciliación desde las curules parlamentarias que les fueron obsequiadas. Supongo que eso expresa el respeto que por la mujer se tiene en Colombia.

En el país se habla de Justicia y socialmente se exige que los delincuentes paguen por sus delitos, pero políticamente se ha disfrazado la impunidad con el ropaje de la paz. Supongo que ello corresponde al ideal de justicia por el que se rige el país.

Hasta la lógica se entiende de forma distinta en Colombia. Cuando se impuso la idea de que se lograría la paz como efecto de las negociaciones FARC-Santos nadie se preguntó cómo sería posible lograr ello con solo darle prebendas a un grupo terrorista. Desde entonces, los demás grupos narcoterroristas que no fueron invitados al festín de la paz no han parado de hacer méritos (masacres) para recibir cuando menos el mismo número de curules, una cantidad similar de emisoras para adoctrinar en los territorios y, por supuesto, perdón y olvido por todas sus vilezas. Supongo que ello explica cómo opera la lógica en Colombia.

Por si fuera poco, en todos los rincones del país se escucha que el “respeto a la institucionalidad es vital para la democracia”. Muchos hacen declaraciones vehementes y rechazan categóricamente todo tipo de violación a la democracia y sus principios. Sin embargo, a pesar de que un porcentaje mayoritario de la población colombiana manifestó plebiscitariamente la NO aceptación de los acuerdos FARC-Santos, los resultados del escrutinio fueron burlados y se mancilló la institucionalidad con la implementación de lo ilegitimo. Supongo que ello define el respeto por la institucionalidad.

Y sí, prefiero creer cándidamente que Colombia es un país muy extraño, o acaso ¿puede pensarse algo diferente?