Difícil conocer los criterios científicos de las Farc para diseñar sus estrategias políticas, su interés por el terror, el asesinato, el secuestro, la devastación de pueblos y etnias pobres y excluidas como la de los indígenas. Difícil conocer los criterios científicos de las Farc para diseñar sus estrategias políticas, su interés por el terror, el asesinato, el secuestro, la devastación de pueblos y etnias pobres y excluidas como la de los indígenas. No es creíble su discurso pro-popular, ni tampoco sus disertaciones sobre la libertad, ni su interés por construir una sociedad más moderna, más humana. Nada de eso es probable con una guerra obsoleta, la misma de liberales y conservadores durante 150 años de República, los ‘Cien años de soledad’. Caudillos de ambos bandos formando ejércitos para derrocar gobiernos de turno: federalistas contra centralistas, José Hilario López contra Bolívar, Arboleda contra las reformas liberales, Mosquera arrebatándole el poder a Ospina… Horrenda saga de confrontaciones inútiles, macabras, para consolidar el privilegio de los privilegiados y derramar la sangre de los excluidos. El último ejemplo lo fue La Violencia, barbarie que no aportó nada: ni progreso, ni paz, ni igualdad, ni desarrollo humano. Otro bochornoso fracaso histórico, lamentable vergüenza en la que persisten los rebeldes de hoy con consignas distintas pero con el mismo terror. Guerras factibles en su tiempo, los capitales carecían de hegemonía internacional, eran incapaces de controlar algunas libertades locales. Diferentes a los de hoy, las Trasnacionales dominan la tierra; utilizan organismos supranacionales (BID, FMI) para direccionar economías nacionales, emplean gobiernos con ejércitos poderosos (G7) para imponer políticas, construyen terror para conquistar territorios (Chile), manipulan políticos poderosos para lograr objetivos económicos: Pinochet y Banzer. Multinacionales con economías superiores a la de varios Estados juntos, difícil triunfar aisladamente ante sus intereses capitalistas. Nada pudo la Unión Soviética demolida por el caos y el incendiario Yeltsin, ni la China Comunista derrocada ante el desprestigio de la Revolución Cultural y la sagacidad de Deng Xiaoping, ni el C.N.A. con la excelsa figura de Nelson Mandela. El capitalismo entró triunfante en los Estados de la tierra, dejando a la deriva algunos gobiernos parias, cercados. Sigue siendo una Revolución Cultural mundial en ascenso, permanente revitalizada, construida sobre la economía, la importancia suprema del dinero, e internalizada en la conciencia ciudadana. Abarca todos los predios del ser humano; ondea seductoras costumbres sociales y una dictadura invisible con rostro de libertad sin antecedentes en la Historia. Cruel, implacable, depredadora, inhumana, imposible de contrarrestar con asesinatos de policías, de gente inocente y de niños en combate. Las alternativas son distintas, supra-políticas, culturales, con más imaginación y menos balas, con más pueblo y menos mesianismo, con más democracia y menos dictadura. Es decir: más ser humano y menos chimpancé. lunpapel@gmail.com