¡Qué vergüenza! El presidente por fin se resolvió a mostrar un algo de dignidad ‘asustando’ a los farianos asesinos con el levante parcial del cese al fuego, pero el comisionado de paz les suplica entre lamentos, de manera respetuosa, que entiendan esa medida y que por favor sigan en negociaciones.
Tal indignidad de quienes portan la batuta del Estado, de la República de Colombia, merece todos los juicios políticos que les quepan. Juicios que al menos deben procurarse en el Congreso por quienes de verdad quieran hacer oposición a este vergonzoso gobierno, aún y a pesar de saberse que no prosperarían con el parlamento empalagado de mermelada.
Declaró el comisionado Danilo Rueda que no renuncia: “… yo dejaré el cargo cuando el presidente de la república Gustavo Petro estime conveniente que ya cumplí con mi papel; yo trabajo con base en unas directrices…”, convencido de que su jefe no lo tocará pues le está cumpliendo órdenes. Ya el comisionado cumplió. La opinión pública sabe que hizo todo lo que Petro ordenó. El presidente lo echará por la puerta de atrás (a una embajada ‘socialista’ irá a parar) para poder seguir cañando con el ya insinuado cuento ahora de paz semitotal.
Ya no es posible creer en la buena fe con que algunos tratan de defender la terquedad de Petro maquillando de política a esta banda narcoterrorista. Ha sido evidente su necesidad de favorecer a los ‘farcinerosos’ para el fracasado discurso de la paz total, al precio que fuera. Es tan enredado e incoherente el proceso de paz, que los mismos salvajes asesinos lo desprecian, pero Rueda les ruega. Dijo alias ‘Iván Mordisco’, el sanguinario cabecilla: “El cese al fuego siempre fue unilateral porque los operativos militares, que de nuevo dejan entrever el paramilitarismo como política de Estado, jamás cesaron … este ha sido el gobierno menos serio para entablar conversaciones”. Merece destacarse la actitud del gobernador del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, quien obtuvo respuesta a su clamor para acabar las contemplaciones y guante de seda con los narcoterroristas.
El comisionado correrá la suerte de la exministra Corcho, sacrificada y humillada para que el jefe saliera indemne del despelote por la perversa reforma de salud que suscitó la destrucción de la coalición de gobierno, pese a que estaba cumpliendo órdenes que mantuvo hasta el final. Debe tener mucho guayabo viendo como están destrozándola.