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Con coma, dice un asunto; sin coma, otro. Por Jairo Cala Otero

Español correcto Centenares de hispanohablantes tienen problemas con la coma. No ese estado moribundo que suele atacar a muchos humanos, sino ese trocito de curva que debe ir acolitando el acento de algunas palabras en los escritos. Sospecho dónde y cómo se levantaron esos problemas, pero el caso es que tales enredos con ese minúsculo signo de puntuación, les complican la vida a la hora de escribir un texto, por breve que él sea. Por esa razón, uno lee, frecuentemente, escritos con la coma metida «donde caiga», como parece ser el «principio» que aplican esos usuarios del idioma. Y, claro, por tal desmadre en la aplicación de la coma terminan diciendo lo que nunca imaginaron decir. En ocasiones, parecieran más bien libretistas de algún episodio chistoso. Esas situaciones embarazosas, casi en «estado de coma» para la interpretación de lo escrito, generan distorsiones de los mensajes. Como algunos que he «coleccionado» últimamente. 1.«Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda». Del reconocido escritor argentino Julio Cortázar, esta oración carece de comas. Se dan dos interpretaciones, según el capricho del lector. O se acomoda el sentido de la oración, según se trate de hombre o de mujer quien lee.  Veamos: «Si el hombre supiera, realmente, el valor que tiene la mujer, andaría en cuatro patas en su búsqueda». Es decir, el hombre buscaría incesantemente a la mujer si la valorase en su justa medida. Pero: «Si el hombre supiera, realmente, el valor que tiene, la mujer andaría en cuatro patas en su búsqueda». ¡Distinto! Y son las mismas palabras, ni una más ni una menos. Aquí dice que si el hombre tuviera autoestima, sería la mujer quien lo buscase en cuatro patas. 2. Lucía, moreno tenía el cutis: Esta oración nos advierte que Lucía tenía el cutis moreno. Se nota tal afirmación poniendo la coma después del nombre.  2. A) Lucía Moreno tenía el cutis rojizo: Esta otra, con las mismas palabras, pero con la coma después de «Moreno» -que ha pasado a ser apellido- ya no nos dice que el cutis de Lucía era moreno, sino de color rojizo. 3. No, son solamente latas: Con esta exclamación alguien advierte que seguramente entre algún montón de objetos, apenas hay latas; nada más. La negación es una advertencia puntual, para que no quede duda de que son apenas latas. Por eso lleva coma.  3. A) No son solamente latas: En cambio aquí, con las mismas palabras pero eliminando la coma, lo que dice es que no se trata únicamente de latas; es decir, hay otras cosas en el montón de objetos. 4. Las secretarias que fueron al paseo la pasaron de maravilla: Esta oración señala que solamente las secretarias que estuvieron en el paseo, lo gozaron. Se supone que otras secretarias optaron por no viajar. No hay comas. ¿Nota usted, caro lector, las diferencias? ¿Cogió la coma por el rabo, y le quedó claro cómo su aplicación fuera de lugar nos hace decir lo que no queríamos decir?  Sin el uso de la coma el bello español entra en «coma». ¡No lo dejemos morir!