La pena de 35 años y 15 días de prisión contra el ingeniero civil Victorio Miguel Rosado Castilla, por el asesinato de Léster Ríos Vanegas, fue confirmada por el Tribunal Superior de Neiva. LA NACIÓN, NEIVA La pena de 35 años y 15 días de prisión contra el ingeniero civil Victorio Miguel Rosado Castilla, por el asesinato de Léster Ríos Vanegas, fue confirmada por el Tribunal Superior de Neiva. La decisión de la corporación judicial fue anunciada ayer por los magistrados de la sala penal, que dejaron en firme la sentencia de primera instancia emitida por el Juez Tercero Penal Municipal con Funciones de Conocimiento, quien lo halló culpable de los delitos de homicidio agravado y tráfico de estupefacientes, el pasado 3 de agosto de 2011. Rosado Castilla, prófugo de la justicia, fue condenado por haberle causado la muerte a Ríos Vanegas, cuando se encontraba en la casa de su ex novia Catalina Viancha, ubicada en la Carrera Novena con Calle Décima la noche del 5 de septiembre del 2009. El ingeniero de 57 años de edad, quien sostuvo una relación amorosa con Catalina Viancha durante años, no pudo superar la separación de la mujer y su nueva relación con el occiso. Los magistrados del tribunal manifestaron que fue un “homicidio ritual… lo elaboró, lo preparó, lo planeó paso a paso”. Rosado Castilla ingresó sigilosamente a la residencia de su ex compañera sentimental y atacó a su víctima cuando se encontraba durmiendo junto a la mujer. “Ingresó a la casa, esperó pacientemente el regreso de la víctima, tuvo tiempo para dañar los bombillos, se ocultó en la habitación contigua, se cercioró que estuvieran durmiendo, descargó la munición del arma contra el occiso, empuñó una navaja y lo remató”, manifestó la Fiscalía en el juicio oral. El juez afirmó, “se demostró mediante las pruebas exhibidas en el juicio que el acusado no se vio abocado a una actuación repentina o que se haya sentido burlado, porque era consciente de la relación que sostenía Catalina con Léster. Por lo tanto, el señor Rosado era consciente de lo que hacía, actuó con dolo”. El Tribunal Superior de Neiva apoyó la declaración del testigo de refutación de la Fiscalía que “desvirtuó el dictamen psiquiátrico de la defensa”. El juez de primera instancia había advertido que los trastornos psiquiátricos no fueron bien acreditados, ya que el proceder de Rosado Castillo fue precedido de una serie de episodios que presagiaban el resultado violento.