Rodolfo Valderrama
Aunque próximamente tendremos nueva Corporación Legislativa, lo más probable es que continuará siendo un organismo ilegítimo, corrupto, costosísimo, abusivo por ser juez y parte (incrementaron exageradamente sus dietas, deciden sobre privilegios y sanciones), generador y usufructuario de grandes indemnizaciones y pensiones, repudiado e irresponsable por adoptar demasiadas funciones ajenas a la legislativa, que es su razón de ser. Las campañas electorales requieren de grandes presupuestos para comprar votos bajo varias modalidades, la financiación oficial se conoce pero la privada es ilimitada y desconocida, entonces quienes “invierten” en los elegidos pasan la respectiva cuenta, algunas veces se legisla afectando al contribuyente débil, asunto que también es corrupción; la reducida labor legislativa presencial, unos 80 días al año, permite muchas labores extra-legislativas, varias de ellas cuestionadas, o campañas para reelegirse. Indudablemente habrá congresistas que cumplen sus funciones idóneamente, pero no deciden.
En ausencia de propuestas (según debates recientes) para erradicar situaciones insólitas como la descrita anteriormente, es reconfortante hacer un ejercicio mental y plantear con el deseo algunas reformas, que muchos esperaríamos de los elegidos, entonces tendríamos, 1) Financiación privada mínima y rígidos controles a las campañas electorales, con castigos rigurosos. 2) Revocatoria del Congreso, creando un organismo ajeno a la administración de recursos y burocracia, sin la injerencia en contratos ni en órganos de control, sin privilegios prestacionales, que reduzca el sueldo a la mitad, con jornada semanal de cinco días, dedicado principalmente a legislar y evitar que hagan campaña para reelegirse. 3) Eliminar la intermediación en el servicio de salud y que la pensión en los fondos privados sea vitalicia, para que no colapsen. 4) Fomentar la educación pero con oportunidades de empleo, porque muchas veces educación es sinónimo de frustración. 5) Transformar el costosísimo y pavoroso sistema carcelario en colonias agrícolas y entes productivos para ahorrar recursos, reincorporar el recluso a la sociedad y que las penitenciarías no sean escuelas del delito.
El proceso electoral está polarizado y guiado por adulación o el odio, aunque más de la mitad del potencial sufragante es apático. Los que rechazan el Acuerdo de Paz acuden al terrorismo político, señalando a la contraparte de querer la situación de Venezuela para Colombia o que son cómplices de las Farc; a su vez los defensores de la implementación del Acuerdo argumentan que va por buen camino, cuando realmente está presentando gravísimas fallas; entonces no se tiene voluntad ni tiempo para estructurar al menos una propuesta popular, de ser así muchos votaríamos por ella sin importar la afiliación política, pues no importa quien haga los cambios, lo importante es que se realicen.
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