La Nación
Construir memoria 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Construir memoria

Luis Fernando Pacheco G.

La semana pasada tuve la oportunidad de visitar “El parque de la inflexión” en Medellín, donde en otrora se levantó el Edificio Mónaco, residencia de Pablo Escobar. Allí los orificios de miles de balas nos recuerdan a quienes perecieron en las décadas de los ochentas y noventas a manos del narcotráfico y la guerra de carteles.

Por todo el mundo se levantan plazas y lugares que con su silencio ceremonial gritan a la humanidad “Nunca más”: los campos de concentración a lo largo de Europa, la ESMA en Argentina, los sótanos de la Universidad de Valparaíso, el Estadio en Santiago de Chile, las plazas bombardeadas en el corazón de Barcelona: necesitaríamos enciclopedias para poder retratar los escenarios erigidos o transformados para conservar una memoria del dolor, que sirva también para que las sociedades reflexionen y no vuelvan al horror que el mismo ser humano construyó.

¿Y Neiva? ¿Y el Huila? A menudo coincidimos que pocas ciudades colombianas fueron violentadas al grado que sufrió la capital huilense las épocas aciagas del conflicto armado: la casa de Villa Magdalena, el conjunto Casablanca, las ferreterías del centro, el Edificio Miraflores, la sede de Telecom en la Carrera Quinta, en fin: muchos escenarios donde lágrimas se derramaron y que hoy deberían llevarnos a reflexionar, a entender lo que nos pasó y comprometernos con que no podemos repetirlo. Sin embargo, todos estos escenarios con excepción de algunas placas se van diluyendo en el colectivo, se va transformando en una aterradora anécdota más. Los ejercicios de conservación y transformación son iniciativas ausentes del Estado (en todos sus niveles), del sector privado o de la sociedad civil.

Debemos hacer un llamado profundo a los mandatarios que empezaron su periodo constitucional, a las Universidades, pero sobre todo a la comunidad para poder concertar iniciativas que nos permitan recordar nuestras raíces y que nuestra ciudad pueda hablar por sí misma y decirnos que el valle de las tristezas puede ser transformado en una tierra de promisión.

 Entre estas iniciativas sobresale el trabajo de algunos por defender la memoria del Cementerio Central: de este tema, hablamos el próximo miércoles.

Antes de cerrar: Esder Pineda creyó en la paz, los  enemigos de la reconciliación lo asesinaron el pasado viernes. Los colombianos no podemos perder la oportunidad de tender puentes y escribir nuevas décadas de guerra y dolor: las futuras generaciones no lo merecen.

@luisferpacheco