La Nación
Costureras dejaron de hacer ropa por dedicarse a coser cubrebocas 1 24 abril, 2024
HUILA

Costureras dejaron de hacer ropa por dedicarse a coser cubrebocas

Madres cabeza de hogar y abuelas se unieron a la batalla contra el covid-19 por medio de la fabricación de mascarillas para los más necesitados en la capital del Huila.

 

Desesperados por encontrar métodos que los protegieran de la pandemia, los neivanos arrasaron con todos los tapabocas de la ciudad. Otros, pasados de avivatos, también aprovecharon para acapararlos y revenderlos por las calles, incluso frente a las droguerías, mientras los estantes determinados para las mascarillas permanecían vacíos; los precios, claramente, estaban desbordados y la unidad pasó de $300 a $2.000, y en algunos casos hasta más.

La situación se replicó rápidamente en cada droguería del territorio nacional. Hogares enteros que guardaban la esperanza de adquirir uno de los elementos vitales para prevenir el contagio de covid-19, no pudieron adquirirlo. Luego, hubo escasez y el Invima decidió declarar al tapabocas como dispositivo médico vital no disponible, para con ello acelerar su importación y permitir que se fabriquen sin necesidad de contar con registro sanitario.

Una idea común

Mientras eso sucedía, las modistas percibieron en la coyuntura una oportunidad económica, pero sobre todo de ayudar. En vista de que su clientela habitual se reducía por la incertidumbre económica que invadió al país, decidieron comenzar a fabricar cubrebocas.  En otrora, algo impensable.

Yolanda Losada, era de una de las neivanas que apreciaba por medios de comunicación la compleja situación, por eso decidió echar mano de algunos ahorros e ir por una buena cantidad de metros de tela quirúrgica y cauchos.  Miró tutoriales y también tomó como referencia un molde de los que suele utilizar en su ejercicio diario como modista.

También compró guantes, productos para esterilizar sus creaciones, empaques y emprendió la tarea de coser. En un principio los ofreció a su círculo más cercano y posteriormente se fue ampliando. Así, vio en ello una buena opción para adquirir algunos pesos que le caerían muy bien, y además, ha contribuido a que muchos tengan cómo protegerse de la enfermedad. “Yo comencé desde que se dieron los primeros contagios de coronavirus en Neiva, y al ver que ya no se conseguían. He hecho para toda la familia y varios vecinos,  los vendo a $800 y me ha ido bien. La modistería me ha ayudado en parte para mi sustento, pero durante la cuarentena me ha tocado quedarme quieta”.

Sin embargo, la idea también la tuvieron miles de personas en todo el territorio nacional, por lo que la tela quirúrgica terminó escaseando, aunque en el caso de Yolanda Losada, quien ha sido modista durante toda su vida, sí logró abastecerse. “Yo sabía que la situación se iba a poner difícil… y todavía me queda algo”, dijo.

“Yo hago toda clase de ropa y lo que me manden a hacer. Sé que hay muchas más personas que también están cosiendo tapabocas, por eso me esmero en hacer muy bien los míos”, señaló.

Efectivamente, las redes sociales se inundaron de avisos de ventas de este tipo de elementos. Actualmente hay de diferentes motivos, colores, temas, materiales y precios. Es dispendioso establecer cuántas personas dejaron de hacer ropa por dedicarse a coser cubrebocas, pero se ha corroborado que es una situación que se presenta no solo en Neiva y Colombia, sino a nivel mundial. Las modistas, aunque separadas, están contribuyendo por medio de sus máquinas a suplir esta necesidad que se hizo urgente desde hace algunas semanas.

“Mi trabajito era hacer pijamitas y bóxer para damas, pero como ahora nada de eso sale, se me ocurrió hacer mascarillas, el día que fui por los materiales había un poquito no más de tela quirúrgica, ya se había agotado, y el resorte también”, comentó otra modista que vive en Neiva, pero que prefirió reservar su identidad.

Una buena cantidad de personas, también ha optado por crearlas con otra clase de telas y elementos, y aunque no garantizan el mismo nivel de eficacia que las mascarillas N95, el todo es intentar protegerse de la pandemia con lo que esté al alcance.

Otros, incluso, han escogido los de tipo industrial. O en el caso más extremo, bufandas o ropas que de todas formas les cubra nariz y boca.  Es tal la premura que suscita la emergencia sanitaria que, miembros de la Fuerzas Militares también han comenzado a fabricar de estos elementos.

Uso racional

Entre tanto, la Asociación Colombiana de Infectología (Acin), debió salir a aclararle al país que los elementos de protección en personas sanas “tienen riesgo de convertirse en reservorio de contacto continuo con las manos del portador expandiendo el virus, por lo que la medida no solo resulta ineficaz sino riesgosa”. La Acin, intentaba hacer que los ciudadanos entendieran que “el tapabocas está indicado solo en quien tose o expectora porque contiene el virus y actúa como barrera, y en trabajadores de salud expuestos a secreciones”, rezaba parte de la misiva abierta a Alcaldes, Gobernadores y comunidad en general.

Sin embargo, también se ha visto que en China, epicentro del coronavirus, no utilizar tapabocas fue catalogado como delito. Con o sin síntomas, los ciudadanos deben obligatoriamente hacer uso de sus mascarillas cuando estén fuera de sus casas.