La Nación
Crimen de Yulitza sigue impune 3 29 marzo, 2024
INVESTIGACIÓN

Crimen de Yulitza sigue impune

Crimen de Yulitza sigue impune 9 29 marzo, 2024
Justo aquí, fue hallado el cuerpo de Yulitza Manchola Rodríguez, al día siguiente de su asesinato.
Un mes después, el crimen de Yulitza Manchola Rodríguez, la adolescente asesinada en Campoalegre, sigue impune. El caso se encuentra en manos de la Fiscalía.

Exactamente hoy hace un mes que fue hallada muerta en un paraje semirural, cerca de su casa ubicada en Acrópolis, un barrio de invasión por el que se entra antes de llegar al casco urbano de Campoalegre.  Apenas hace algunos meses había cumplido 18 años de edad.

 La adolescente había sido violada, ultrajada de la peor manera, y su rostro fue destrozado con una gran piedra.

Sin embargo, después de 30 días de su muerte, las autoridades parecen no tener noticia alguna de su agresor aunque se sospecha que podrían haber sido más las personas que participaron en el asesinato de Yulitza.

El comandante de Policía Huila, coronel Oscar Pinzón señaló que tras los hechos registrados el caso pasó a manos de la Fiscalía que a través de su Cuerpo Técnico de Investigación es el que se encuentra al frente.

“Este caso ya no es de nuestro resorte y es la Fiscalía la encargada de adelantar las averiguaciones de rigor. Además no tenemos conocimiento de cómo avanza, puesto que ellos no tienen la obligación de informarnos”, explicó a LA NACIÓN el oficial.

Poco avanza

LA NACIÓN estuvo en la casa de la familia Manchola Rodríguez en Campoalegre, recorrió el sendero que durante 12 años la gente del barrio Acrópolis ha caminado, y claro, que también Yulitza pisó tantas veces.

En repetidas ocasiones, investigadores del CTI de la Fiscalía han venido peinando el lugar, en busca de alguna pista que los lleve hasta el asesino, si fue uno solo, o más. 

Sin embargo, fuentes extraoficiales sostienen que en realidad no es mucho de lo que se puede hablar del tema. Es decir, todo indica que las investigaciones aún no arrojan resultados concretos, es poco lo que se ha logrado avanzar.

“Por aquí han estado los de la Fiscalía, han hecho averiguaciones con algunos vecinos, con gente del pueblo pero nada. Incluso han ido hasta donde encontraron la niña.  A veces uno llega a creer que no van a dar con nadie”, sostiene una vecina de la familia de Yulitza.

La familia

Por su parte la familia, aún espera algún resultado. La mamá, Paola Rodríguez asegura que hasta la fecha no ha tenido razón ni grande ni chica de nada, y eso la desespera.

“La Fiscalía no nos ha dicho nada, todavía no han encontrado nada, pensaría yo porque los detectives dicen que siguen investigando pero nada más. Tampoco sabemos nada de los resultados de los análisis de Medicina Legal”, afirma la mujer.

Para Paola, madre de Yulitza, todavía hay muchas cosas que no tienen razón de ser, la duda la mata, la lleva hasta el límite y explota en llanto. Extraña mucho a su hija, sobre todo las mañanas son una tortura para ella porque eran las horas en las que más compartía con su niña.

Mientras preparaba el almuerzo, Yulitza ayudaba en los demás quehaceres de la casa y al tiempo hablaba con su mamá. Le decía que era el amor de su vida, que no podría vivir sin ella y que quería salir adelante para darle todo lo que le hiciera falta. Que jamás se conseguiría un marido, nada que la alejara de la casa.

Al medio día almorzaban juntas y luego Yulitza, a la 1:00 p.m. se iba al estanco, a trabajar. En la mente de Paola todavía está fresco el recuerdo del último día que la vio viva. Ese viernes 8 de abril, Yulitza estaba en una esquina de la sala de su casa (señala el sitio), leyendo la Biblia, como a veces solía hacerlo, y luego de un rato se levantó para terminar sus deberes y se fue.

Esa fue la última vez que Paola vio su rostro porque ni siquiera en la funeraria pudo hacerlo. No se lo permitieron porque según le dijeron allá, el cuerpo de su hija Yulitza no fue refrigerado y el calor lo descompuso. Se lo entregaron sellado.     

¿Por qué?

Es que Yulitza era para su madre, lo más valioso que tenía en su universo. Fue su primera hija, la tuvo a los 17 años, fue madre soltera y aun así supo criarla. Por eso, no entiende el porqué de tanta crueldad para con su hija. Lo único que quiere es saber qué ocurrió, quién le hizo semejante cosa.

Paola, madre de Yulitza tampoco se explica por qué nunca apareció en el lugar donde fue hallado el cuerpo de su hija, su celular que ponía en vibrador cuando cruzaba por el sendero que la conducía a su casa, ni su ropa interior.

En la cabeza Paola no le cabe explicación alguna por tanta crueldad contra su hija. Lamenta no haber presentido nada esa noche. Recuerda que al siguiente día se levantó y Yulitza a no había llegado pero en principio pensó que se había quedado donde alguna de sus amigas, como lo hacía de vez en cuando, si salían a bailar.

No obstante la mañana del sábado a eso de las 10:00 a.m. Paola se desesperó y decidió salir a la tienda a llamar a su celular pero no recibió respuesta alguna. Su esposo Gabriel le dijo que fueran donde la amiga de siempre a ver si estaba todavía durmiendo.

Al no encontrarla, Paola y su esposo se devolvieron a la casa. Luego, él se fue solo a buscarla al parque, a la media hora regresó luego de recibir la llamada de un vecino que le dijo que se fuera al barrio que le tenían una noticia.

Sin saber qué hacer, Gabriel entró de nuevo a la casa y le dijo a su esposa Paola que Yulitza estaba donde los abuelos, mientras ella insistía en que algo le había pasado porque era ya muy tarde para que no hubiera regresado. Ambos salieron hacia su residencia pero nadie decía nada.

“Como mis papás ni Yulitza llegaban, mi esposo me dijo que nos fuéramos para la casa y cuando llegamos esto estaba lleno de gente. Yo pregunté qué pasaba, y nadie me decía nada, ni tampoco mi esposo hasta que llegó mi mamá y ella se quedó callada. Hasta que me llamó una cuñada que me dijo que me la habían matado. Yo perdí la razón en ese momento porque no recuerdo bien qué pasó después”, relata Paola.

 Fue hasta el lunes cuando se encontró con un periódico y leyó todo lo que le había pasado a su hija Yulitza.

‘Un infierno’

Desde entonces, estos días han sido un infierno para Paola. Aunque está dedicada a sus otros tres hijos, producto de la unión con Gabriel, su actual esposo, no ha sido fácil seguir.

Sus ojos se llenan de lágrimas mientras dice que vive días terribles,   siente que las paredes de la casa la ahogan como si le gritaran la soledad y es entonces cuando los recuerdos de su hija Yulitza se agolpan todos a la vez, en su mente.

“Mientras yo adelantaba el almuerzo, ella arreglaba la casa, y cuando terminábamos, nos acostábamos en su cama y nos poníamos a hablar de todo, de sus sueños, sus proyectos y de cuanto amaba a su familia”, anota Paola.

Afirma que en ninguna de esas charlas, su niña le habló de algo que pudiera inquietarla. Solo una vez le contó que un hombre que al parecer vivía en Riverita, y visitaba el estanco, la molestaba pero ella siempre le decía que no se metía con personas comprometidas.

Eso le hace pensar a veces, si no sería este supuesto pretendiente un hombre con problemas de obsesión quien pudo hacerle daño, porque de lo que sí está segura es de que nadie en su familia tiene problema alguno o enemigos como para que pudiera provocarles esta tragedia.

Pero no faltaron quienes durante los primeros días de las investigaciones sostuvieron que Gabriel, el padrastro de Yulitza era su enemigo.

Paola niega rotundamente que fuera así, pues añade que, el año pasado cuando tuvo un problema con su esposo y éste se fue de la casa, en el mes de febrero había regresado  y se había reconciliado también con Yulitza, quien le había reclamado por maltratar a su mamá.

Incluso, fue Gabriel quien se consiguió una plata para que Yulitza tuviera un funeral digno ya que la familia del verdadero padre de la adolescente, no lo hizo.   

 Ahora, mientras pasa sus días intentando ahogar su dolor y tratando de entender lo que pasó, Paola solo pide justicia, que el crimen de su hija no se quede impune.

“Hay muchos comentarios. Y yo le pido a la gente que sepa algo que lo diga, y me colabore, que se ponga en los zapatos míos, que entiendan el dolor que estoy sintiendo”, dice.   

Flor, fue quizá de las vecinas con las que más amistad hizo Yulitza en el barrio Acrópolis. Con ella pasaba largos ratos conversando y escuchando música    en las afueras de la casa.

“Yo la extraño mucho (llanto). Nosotras charlábamos y ella también la iba bien con mis hijos.  La recordamos con nostalgia, con y dolor. Ella era una niña muy buena, no se merecía lo que le hicieron porque era gran persona”, subraya.

 Y es cierto, sus vecinos extrañan verla sentada en el andén de su casa, escuchando música a todo volumen y saludando a quienes pasaban por el lugar.

Hoy, el barrio ya no es el mismo, quien pasa por la casa de Yulitza no puede dejar de voltear su mirada hacia ella y pensar en lo ocurrido. Pero también es cierto que hay de temor entre los vecinos, y tal vez por eso, muchos han optado por callar. 

Mientras tanto, la familia de Yulitza, sus amigos, sus vecinos y el pueblo entero, solo esperan justicia, aunque en silencio.     
 

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Por este sendero transitó por muchos años Yulitza, para acortar camino hacia el centro del municipio.
 
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En total orden, tal y como las dejó, así permanecen las cosas de Yulitza, mientras su mamá las revisa con nostalgia. Fotos La Nación.