Gabriel Calderón Molina
No son pocos los científicos y estudiosos del cambio climático que en los últimos días vienen criticando los compromisos y acuerdos de la reunión de la mayoría de los países del mundo en Glasgow. Para muchos los resultados fueron tímidos y débiles frente al límite del aumento de los 1.5º C de calentamiento en el 2050, sobre todo en relación con la utilización del carbón y los combustibles fósiles. La expectativa de muchos era la de que a partir de 2021 los mayores emisores de CO2 en el planeta se comprometieran a poner fin de inmediato a las inversiones en carbón y combustibles fósiles y especificar la forma como en los siguientes años eliminarían el uso de este producto. Esto no ocurrió así, en buena parte porque predominaron los intereses económicos antes que la preservación de la especie humana.
Tampoco, dicen algunos científicos, no se tuvo en cuenta que la mayor amenaza sobre la sobrevivencia de las especies es la acidificación de los océanos, resultado de la contaminación de sus aguas por las diversas actividades humanas, particularmente por la constante llegada de residuos industriales y químicos, entre los cuales figura en primer lugar los plásticos. En Glasgow este grave fenómeno no se tuvo en cuenta en las discusiones no obstante que en el futuro no lejano significaría la muerte de casi toda la vida animal submarina, afectando gravemente la alimentación de los seres humanos.
De la misma manera no se tuvo en cuenta que el cambio climático ha empezado a deteriorar las selvas tropicales de la India, la China y la Amazonia en el Brasil cuando varias especies de árboles se están secando creando zonas semidesérticas que con el paso del tiempo, irán aumentando su espacio en la medida que el aumenten la temperatura. Coincide que estos tres países mostraron su animadversión a adquirir compromisos en Glasgow.
Finalmente muchos de los científicos no se sintieron satisfechos con los compromisos y acuerdos cuando en ese encuentro de naciones realizado para definir acciones para detener el cambio climático, no tuvieron en cuenta como punto primordial que la sociedad mundial tiene que cambiar, empezando porque todos comprendamos que este es un desafío de la naturaleza por siglos maltratada por lo seres humanos. El escritor norteamericano Paul Auster dice al respecto que “todos los ciudadanos tengamos la voluntad de cambiar”. Para alcanzar este propósito se requiere empezar de inmediato la pedagogía, sobre todo en la infancia y la juventud actual, sobre qué es el cambio climático y sus consecuencias para el futuro de ellos mismos. Es tarea debe empezar desde las escuelas y colegios. ¿Cuándo lo veremos en Colombia?