La Nación
¿Cuál “golpe de Estado”? 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS

¿Cuál “golpe de Estado”?

José Joaquín Cuervo

 

El llamado de algunas oficiales de la reserva y de altos mandos militares retirados para no prestar honores al presidente Gustavo Petro el próximo 7 de agosto además de ser absurdo, es una propuesta de incitación y mantenimiento de la soberbia, es una iniciativa desesperada y retrógrada. A estas alturas el mismo Zapateiro, cobijado por el apoyo por sus superiores estamentarios, incluso debe estar arrepentido de haber atacado al candidato, y de haber tomado posturas ideológicas y políticas en contra de Gustavo Petro cuando ya sabe que será su presidente.  La historia nos dice que los golpistas arrepentidos deben saber que siempre debe haber un pacto tácito: los militares saben que no deben intervenir en propuestas partidistas para que los políticos no se metan en las tácticas militares. En todo caso los militares no pueden desconocer que su razón de ser es ser defensores de la democracia y de la constitución que representan el pacto social al que ellos mismos deben adherirse. Ante una posible propuesta de unirse a las voces de oposición anticipada e irracional (es decir sin siquiera iniciar el periodo presidencial y sin conocer de fondo las propuestas que alimentarán el plan de desarrollo de los próximos cuatro años) promover ruidos de sables y propuestas de golpe de Estado es la posición más contra mayoritaria y la menos sostenible y justificable. Los militares, especialmente los altos oficiales, no pueden mantenerse en la posición de calificar a su nuevo presidente como un guerrillero terrorista que no puede gobernar ni ser el jefe supremos de las fuerzas armadas o sentir que un exguerrillero y quien perteneció al M – 19 ahora no pueda ser su cabeza institucional. Tanto presidente como ejercito y Policía hoy deben confluir a la defensa de la democracia y la institucionalidad sobre la que hemos construido en común y la que seguiremos construyendo desde propuestas alternativas en equidad y mayor participación.  Lograr un golpe de estado implicaría un consenso desde derecha y desde la gendarmería que no todos los miembros de las fuerzas están dispuestos a compartir. También en las fuerzas militares hay convivialismo y capacidad de adaptación. Muchos soldados, y suboficiales también ven a su presidente electo como el garante para terminar las discriminaciones y la arbitrariedad de los altos mandos radicalizados en la derecha.  Saben que el nuevo presidente sin promover la lucha de clases al interior de las fuerzas, si tratará de compensar las inequidades, la arbitrariedad, el arribismo y la discriminación reinante en las fuerzas, asimetrías que se sienten en la impotencia de ver ascendidos a los que tienen menos méritos, en la politización real de la fuerza, en la soberbia de los comandantes, en la perdida de vista de la defensa de lo esencial. Un día los colombianos decidieron renunciar a ciertas pretensiones egoístas de venganza y de ejercer el uso de la fuerza, ese día hicieron un pacto común, desde ese día las fuerzas militares decidieron responder a los mandatos mayoritarios que le dio un mandato al que deben obedecer y que bien representa nuestro presidente. Son once millones y medio de colombianos que han hecho sentir la voz para promulgar un nuevo mandato por la paz.