La Nación
Cuando somos anfitriones o invitados 1 19 abril, 2024
MENSAJE DE VIDA

Cuando somos anfitriones o invitados

Hoy María Paola Mejía hace referencia a los deberes que deben cumplir los anfitriones y los invitados en un evento. Mientras el primero deben pensar en cada detalle; el segundo, si acepta, deberá cumplir con su ‘palabra’ y acudir a la invitación.

Hablemos de… con MaríaP

María Paola Mejía

@lamesademariap

 

Todos en algún momento hemos sido invitados o anfitriones; qué gusto es recibir una invitación, lo hace sentir a uno querido y especial. Y qué rico poder invitar a los amigos en momentos especiales o por agradecimiento. Lo que queremos lograr con esa invitación, ya sea por cortesía, por amistad, por amor, por compromiso, por agradecimiento, por algún interés social o de trabajo, conlleva una serie de preparaciones por parte y parte.

Al aceptar una invitación, debemos conocer que hemos dado “Nuestra Palabra”, confirmando así al anfitrión que tenemos disponibilidad para que él nos reciba en su casa o en otro lugar en donde se vaya a celebrar este encuentro. El anfitrión debe saber que el acto de invitar tiene una cantidad de tareas llenas de detalles; como por ejemplo al momento de escoger la fecha, lugar y hora, el anfitrión debe saber si le conviene a su invitado ( en este caso hablando de una invitación no más de 6 personas), ya si hablamos de una fiesta, un desayuno, un almuerzo, un coctel, una cena sencilla o cena grande, el anfitrión envía la invitación y es obligación del invitado confirmar, disculparse o cancelar, y créanme que es algo que nos cuesta mucho.

En mi experiencia como anfitriona, he visto que a la gente le da pereza confirmar o se le olvida, o peor aún confirman porque les dá “pena, pesar o vergüenza” decir que no van. Si usted que me está leyendo, se siente identificado con este último caso planteado, es momento de cambiar.

No se imaginan lo que a uno de anfitrión le conlleva un puesto de una persona, sobretodo si es un evento grande o de igual manera si es pequeño, es tiempo perdido en usted, dinero invertido en usted (porque el plato de comida, que no se va utilizar, vale dinero). Además, si hemos alquilado el menaje, muebles, se ha pagado un organizador de eventos, se ha alquilado un lugar, todo eso cuesta o peor aún el desaire y lo que uno siente, o al menos en mi caso, me da mucha tristeza con un poco de rabia la gente así, (sé que a muchos les ha pasado también). Eso sí, el que no cancela queda cómo el mas maleducado de todos.

Al momento de dar “Nuestra Palabra”, así seamos invitados o anfitriones, existen una serie de condiciones. Comencemos con  el código de vestuario, que en estos tiempos se ha perdido bastante, si le piden, traje largo, traje de coctel, un color especifico, si la fiesta es temática y sugieren ir vestido sobre el tema propuesto o si es con  corbata negra o esmoquin/smoking; hágalo.

A menudo oigo, la excusa “es que no me gusta, me molesta o yo nunca he usado eso y no me lo voy a poner…” Le digo, señor/señora, pues entonces no vaya, eso sí recuerde cancelar con anterioridad para que el anfitrión no se quede esperándolo y pueda invitar a otra persona que dejó de invitar por usted.

Por otro lado, es deber del anfitrión, saber si su invitado tiene alguna alergia o intolerancia a la comida, o si en su religión le es permitido el menú pensado por usted para ese día del evento; en estos tiempos debemos saber, por ejemplo, si nuestro invitado es vegano, vegetariano o sufre de el común síndrome del colon irritable; para no ir a tener complicaciones o que su invitado se sienta indispuesto, le sugiero hacer la previa averiguación.

En fiestas grandes, le aconsejo un menú compuesto de tres platos distintos para que se complazca a todos sus invitados.

Otro punto muy importante, es “la puntualidad” si lo citaron a una hora exacta, se sugiere y protocolarmente aceptado, dar un tiempo de 15 minutos para llegar (1/4 de hora de cortesía). Esto es para ser cortés con el anfitrión que de pronto está ultimando detalles. Sin embargo, un invitado no debe llegar ni muy temprano ni demasiado tarde, si usted ve que se está demorando por favor avise al anfitrión.

Tengamos en cuenta que “la puntualidad es el respeto hacia el tiempo de los demás” autor de la frase, desconocido. Cuando hablamos de horarios, no olvidemos que también existe un momento adecuado para retirarnos.

Por último, lleva siempre un obsequio, es una regla de cortesía que muchas veces dejamos a un lado.

Y para recordar, no nos auto/invitemos a ningún evento y mucho menos lleguemos con otra persona que no ha sido invitado/a.