Lo amorfo de nuestro sistema político tiene tantas muestras de su irregularidad que no resulta extraño que nos digan, a menos de 4 días del proceso con el que escogeremos a los nuevos congresistas para el período 2014 – 2018, que cerca del 60% de los candidatos no han reportado aún sus gastos de campaña, pese a que es una expresa obligación legal. Y de quienes sí los han reportado parcialmente, surgen enormes dudas por las bajas cifras que aparecen en su contabilidad pese a que es visible el enorme gasto en publicidad, reuniones y parafernalia.
Hemos dicho aquí en numerosas oportunidades acerca de la gran paradoja, que debería ser intolerable, de unos candidatos a ocupar las curules del recinto donde se hacen las leyes y, a su vez, las vulneran de manera flagrante en su proselitismo. Para exhibir sus cuentas, a la vista de todos, se creó un mecanismo digital (www.cnecuentasclaras.com) por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) pero el grueso de los aspirantes se lo ha pasado por la faja, procedimiento que implicó grandes recursos, incluso de organismos internacionales que lo hicieron pensando en fortalecer la transparencia de la democracia colombiana. Para ello se fijó una resolución, la 3097 de noviembre de 2013 que obliga a los candidatos a reportar en tiempo real la financiación y gastos de sus campañas. Hasta ayer, de los 2.301 candidatos a Cámara y Senado, el 60% no ha reportado un solo peso en ese portal web. Y Las cifras reportadas resultan irrisorias frente a las inversiones reales que se están realizando sin ningún control.
Entre los incumplidos aparecen de los más notables y de los más desconocidos quienes, a través de sus campañas, alegan un sinnúmero de cosas poco creíbles para no haber efectuado los registros obligatorios. Las entidades comprometidas en el seguimiento al tema, señalan que, curiosamente, en las elecciones de 2011 para alcaldes, gobernadores, concejos y diputados, donde hay mayor número de aspirantes, el comportamiento en el reporte de las finanzas fue muchísimo mejor que ahora.
También se hace notar que algunos que señalan con claridad sus gastos, a su vez no dicen nada de cómo les llegó la plata. Estamos frente a un tema de fondo: el desorden contable que genera el enorme riesgo tanto de un desborde de gastos – que es visible en varias campañas – como de ingresos de dineros de dudosa procedencia.
Este es sin duda ninguna un asunto que el nuevo Congreso, y el mismo Gobierno al lado del CNE y la Registraduría, deberían revisar a fondo para extremar controles, imponer sanciones tales como que quien no haya reportado sus gastos debidamente, pueda estar incurso en pérdida de su curul o se establezcan severas multas. Hay que intentar estos u otros mecanismos con los cuales se ponga talanquera a una situación que se repite elección tras elección.
Téngase en cuenta cómo, por ejemplo, al ciudadano del común le hacen decenas de preguntas cuando consigna una cantidad alta de dinero en un banco, en tanto nuestros candidatos gastan a manos llenas sin que el Estado sepa cómo ni de dónde.
“Las cifras reportadas resultan irrisorias frente a las inversiones reales que se están realizando sin ningún control.”.
EDITORIALITO
El alcalde de Neiva, Pedro Hernán Suárez, acaba de reglamentar la instalación de antenas de telecomunicaciones que vienen contaminando el espacio público. Estábamos en mora para evitar los efectos colaterales que generan en la salud humana y el medio ambiente.