La Nación
Cultivos ilícitos, otro impase 1 19 abril, 2024
COLUMNISTAS

Cultivos ilícitos, otro impase

 

Luis Alfredo Ortiz Tovar

El narcotráfico, jugó y aún sigue haciéndolo, un papel muy impactante en el tema de la violencia en Colombia, además de habernos dejado el triste legado del dinero fácil, y la economía falsa, y de un impacto tal que hasta los mismos campesinos que por décadas labraban sus parcelas con cultivos pan coger, terminaron cayendo en esta trampa mortal, de la que no han podido salir, como tampoco lo han podido hacer quienes sucumbieron al ansia de probarla, y que hoy son protagonistas de otro doloroso escenario, viviendo bajo los puentes, y sumidos en alcantarillas, despreciados por la sociedad que los mira con ojos de delincuentes, cuando no es que los persiguen como tales, en vez de ajustar una verdadera política de salubridad que los trate como enfermos.

No cabe duda que mas que las discusiones por la implementación de los acuerdos en el tema de la Justicia Especial para la Paz, es el tema de los cultivos ilícitos el que realmente está causando un gran problema al interior del Estado. El gobierno queriendo reducir los altos índices de hectáreas cultivadas con coca, le ha apuntado mas a la erradicación por la fuerza, que a la sustitución voluntaria. Tristemente no puede ser de otra manera, habida cuenta del tiempo que se dejó crecer, y la fuerza que dichos cultivos tomaron, no solamente auspiciados por los grupos armados ilegales, sino verdaderas organizaciones criminales narcotraficantes que hoy ocupan distintas zonas de la geografía nacional, sino por los mismos campesinos lugareños que no han tenido opción distinta para poder sobrevivir.

El escenario se ha ennegrecida aún mas, cuando la organización americana que vela por el negocio de la droga en América Latina, ha puesto una vez mas los ojos del mundo al país, jugando con una doble moral, culpabilizando al Estado de ser el responsable del incremento del consumo en su país,  sin que estos, hagan verdaderos esfuerzos por detener el desbocado y desnarizado apetito por la coca, que solo ha dejado estelas de muertos, no tanto por excesos en su uso, sino por lo que significa todo el escenario que ella debe recorrer para llegar a valer todo lo que se dice que cuesta.

Mientras tanto, nuestros campesinos, los mas indefensos y los menos beneficiados con este trágico negocio, seguirán huyéndole a la justicia, y escondiendo su oficio de cultivarla, para que sus hijos  y ellos mismos no mueran de hambre. Ojalá que este proceso de paz, y lo que sobre este punto se acordó, aunque no sirva para acabar el negocio de la droga, al menos lo sea para sacar del infierno en que están  quienes han padecido el horror de esta guerra, nuestros campesinos.