La Nación
COLUMNISTAS

Cultura ciudadana y competitividad. Por Rafael Méndez Lozano

Al leer el libro ¿Cómo somos? los colombianos escrito por Germán Puyana García, encontré un capítulo que quiero aprovechar para hacer una reflexión sobre lo que nos pasa en el contexto regional. El desarrollo de una cultura del emprendimiento y la innovación, no solo requiere de la iniciativa individual o de un equipo de emprendedores, sino que además es fundamental disponer de ambientes favorables para hacer investigación, recibir una educación de alta calidad, atraer inversionistas y disponer de servicios con altos estándares de calidad como agua, luz, comunicaciones, salud y seguridad entre otros. Complementariamente, un entorno competitivo supone la existencia de una comunidad con valores y comportamientos compartidos relacionados con la convivencia, el acato de normas y el respeto por los demás miembros de esa comunidad. El autor en referencia señala que si bien Colombia es un país diverso y complejo culturalmente por sus múltiples regiones, hay un elemento común que nos identifica y es la indisciplina, la cual refleja cierto primitivismo que distingue a los pueblos carentes de educación y conciencia ciudadana y que se comportan de forma no civilizada. Veamos algunos ejemplos de lo que día a día observamos y afecta negativamente la calidad de vida como comunidad: el comportamiento de muchos motociclistas y conductores de vehículos que no respetan las señales de tránsito, los semáforos ni a los peatones, el botar basuras a la calle sin respetar que es un espacio público, la no utilización de los puentes peatonales, intentar tomar el bus en cualquier sitio sin respetar los paraderos, lanzarnos a tomar el primer turno cuando ingresamos a un banco sin respetar a quienes llegaron primero, en oficinas públicas no atender oportunamente a quien solicita un servicio para dar el mensaje de “quien es el importante”, el agente del orden que se concentra en su celular, descuidando sus funciones, los pasajeros del avión que se levantan todos al tiempo pese al mensaje “por favor permanecer sentados y con el cinturón de seguridad hasta que el avión se detenga”, quizás casi los únicos que permanecen sentados son los extranjeros, quienes por supuesto se asombran de nuestra indisciplina. Hay muchos otros ejemplos, pero esto nos da la idea de lo que nos sucede todos los días y no reaccionamos. No necesitamos de más reglas, sencillamente se trata de aplicarlas, pues la sumatoria de todos estos comportamientos nos hace violentos, anárquicos e indisciplinados y nada competitivos como individuos, como sociedad y como región. Trabajar la cultura ciudadana no requiere de grandes inversiones, sino de la declaratoria pública de en qué vamos a mejorar  y de un plan de acción sistemático que involucre los diferentes actores del Estado, la sociedad y los empresarios.