Fue justamente el entonces presidente Misael Pastrana Borrero quien puso a Colombia en la senda de un tema que para la época sonaba exótico, propio de países del Primer Mundo y muy ajeno a las preocupaciones nacionales, el medio ambiente, al generar dentro de su gobierno políticas y planes orientados a la preservación de los recursos nacionales, a su aprovechamiento sostenible y también a ubicar a Colombia dentro de las naciones que, teniéndolos en abundancia, más deberían hacer para protegerlos por el bien de las generaciones futuras. En ese período se expidió el primer Código de Recursos Naturales y se creó el Inderena, convertido después en Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Y el mismo Pastrana Borrero, ya fuera de la Presidencia, se caracterizó por liderar diversas iniciativas mundiales en la misma materia al punto de presidir hasta su muerte el Premio Mundial de Medio Ambiente.
Por ello resulta altamente saludable para el país que el actual Gobierno Nacional entregue alentadoras noticias como la enorme ampliación de uno de nuestros parques nacionales naturales, el de la Serranía del Chiribiquete, como un aporte fundamental de Colombia para el mundo y también un símbolo de la paz nacional; crear o ampliar un Parque natural es una apuesta por la vida, por la sostenibilidad y por el bienestar de los colombianos y de la humanidad. El del Chiribiquete, ubicado entre los departamentos del Caquetá y Guaviare, en la jurisdicción de los municipios de San Vicente del Caguán y Puerto Solano, y San José del Guaviare, pasar de 1 millón 300 mil hectáreas a cerca de 2 millones 800 mil hectáreas, lo cual es el del tamaño de un país europeo como Bélgica.
Esta duplicación de tamaño hace parte de un plan para contrarrestar la deforestación de nuestra región amazónica, el pulmón del mundo y la gran reserva que todo el planeta está obligado a proteger; de parte de Colombia entonces ya tenemos bajo la salvaguarda de parques nacionales a la quinta parte de la Amazonia, área que juega un papel fundamental en la regulación del clima del país y del planeta.
Seguramente la inmensa mayoría de los lectores no ha visitado este parque, y no lo visitará jamás, pero los beneficios de su existencia se extienden a todo el oxígeno del Planeta Tierra, de manera que esta ampliación, que equivale a varios de otros parques naturales del país, es una noticia de vital importancia, quizá perdida entre el maremágnum de los hechos diarios, de los conflictos, los paros y los escándalos. Da Colombia así un enorme ejemplo al resto de naciones amazónicas, y al mundo entero, con una decisión que, de entrada beneficia la biodiversidad y a su población nativa, constituida por colombianos de cuatro grupos indígenas que habitan este inmenso territorio, cuya cultura y forma vida se deben preservar.
No se trata, en todo caso, de solo una decisión en el papel; su declaratoria obliga al Estado colombiano a generar diversos mecanismos prácticos de protección, y se avanza en el reto fundamental de evitar y contrarrestar la deforestación, así como en generar opciones de desarrollo para los pobladores de Caquetá y Guaviare.
“La Serranía del Chiribiquete, como un aporte fundamental de Colombia para el mundo y también un símbolo de la paz nacional…”
Editorialito
La decisión de Dignidad Cafetera de entrar al paro es un grave retroceso y agrava el panorama de orden público, sin duda. ¿Fue una decisión voluntaria y autónoma? Algunos sostienen que fue presionada por agentes externos. De ser así debería denunciarse. Mal pueden los campesinos levantar una bandera con un cañón detrás de la espalda.