La Nación
De sureños a huilenses 1 20 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

De sureños a huilenses

El presidente de la Academia de Historia del Huila, Alexander Quintero relata algunos apuntes históricos a propósito del cumpleaños de nuestro departamento.

 

De sureños a huilenses 7 20 abril, 2024
Alexander Quintero Bonilla.

Alexander Quintero Bonilla

Presidente de la Academia Huilense de Historia

 

Podríamos decir que los habitantes del sur del Tolima se acostaron, el 28 de abril de 1.905, sabiendo que eran los “sureños” y se levantaron siendo huilenses. Efectivamente, con la Ley 46 expedida el 29 de abril de 1.905 en el marco de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa de dicho año, se creó el departamento del Huila junto a otros dos: Tundama y Quesada, el primero cuya capital sería la ciudad de Santa Rosa de Viterbo, y el segundo, con capital Zipaquirá. No obstante, haberse expedido la ley en el mes de abril, los huilenses celebramos este acto hoy 15 de junio, fecha en la que se posesionó y entró a ejercer el primer gobernador, Rafael Puyo Perdomo.

 

Ha sido largo el devenir político de nuestro territorio. Durante La Colonia y en buena parte de La República, los territorios de lo que hoy son los departamentos del Huila y Tolima se circunscribieron a las provincias de Neiva y Mariquita. En La Gran Colombia (1.819), conformada por Quito, Venezuela y Cundinamarca, las citadas provincias hicieron parte de ésta última, lo cual se ratificó en 1.857 con la creación del Estado Soberano de Cundinamarca. En 1.861, el General Tomás Cipriano de Mosquera creó el Estado Soberano del Tolima con la separación de las provincias de Neiva y Mariquita. Este estado subsistió hasta el 7 de septiembre de 1.886, fecha en la cual entró en rigor la Constitución Política de Colombia, pasándose a llamar departamento del Tolima, teniendo como capital a Ibagué. En 1.864, el Estado Soberano del Tolima se dividió políticamente en 3 departamentos Centro, con capital Guamo, Norte, con capital Ibagué y Sur, con capital Neiva. En 1.868 se dividía en Norte (Ibagué) y Sur (Neiva).

 

‘Los de sur’

 

De allí que, a los habitantes de la zona plana, vecinos del Valle del Alto Magdalena y dependientes de Neiva, se les conociera como ‘los del sur’ o ‘sureños’. Territorio que, hasta antes de la creación del departamento, fue producto de la delimitación geográfica, social y religiosa, generada por los intereses de gobierno en La Colonia, la hacienda ganadera, los rezagos del federalismo, la división política de las diócesis, así como de los procesos de colonización llevados a cabo alrededor de la quina y el caucho. Sin embargo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX, las crisis de la quina y el caucho propiciaron un malestar de desarticulación del territorio, situación que se acentuó con los intereses políticos y económicos expresados en la guerra de Los Mil Días.

 

El malestar que propiciaba síntomas de desarticulación del territorio se hacía latente, no solo desde facciones de la clase política dirigente, sino desde el clero mismo. En lo político, Neiva había sido capital de El Estado Soberano del Tolima. Sin embargo, desde 1.887, ya creado el departamento del Tolima, por obra del general Casiabianca se traslada la capital a la ciudad de Ibagué. Por otra parte, el Estado Soberano del Tolima pertenecía en lo eclesiástico a la Arquidiócesis de Bogotá y a la Diócesis de Popayán. La primera, tenía jurisdicción hasta El Hobo. La segunda, la parte Sur y Occidente. Sin embargo, el 30 de agosto de 1.894 se constituyó la nueva Diócesis del Tolima, cuya sede estaba en Neiva. Hecho de fragmentación notorio al considerar la incidencia que tenía la Iglesia Católica en todos los asuntos de la vida cotidiana. Más aún, el 20 de mayo de 1.900 fue expedido en Roma, el Decreto Consistorial que dividió la Diócesis del Tolima, quedando como obispo de Ibagué Ismael Perdomo y de Garzón Esteban Rojas, dos ilustres huilenses.

Indudablemente, lo extenso del territorio y el auge de Ibagué, sumado a los intereses de las élites locales, hacían que en el territorio se generaran disputas por el poder. Este malestar de desarticulación fue favorecido con las intenciones que tenía el general Rafael Reyes, quien presidió la República entre 1.904 y 1.909. Reyes recibió un país agitado por los residuos del federalismo y los malestares de la recién finalizada guerra de Los Mil días. Llegó con el propósito de reforzar el proceso de centralización, iniciado en 1886 por el movimiento de La Regeneración, cuyo principal exponente fuera Rafael Núñez. Para lograrlo, era necesario restar poder a aquellos departamentos y líderes que atizaban las ideas e intereses del federalismo. En este sentido, fue que la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa de 1905 decidió, bajo la orientación del presidente Reyes, desintegrar en forma definitiva los territorios de los departamentos de Cauca, Antioquia, Santander y Tolima.

Así que han pasado 115 años desde aquellos actos de la Asamblea Nacional Constituyente y Legislativa. 115 años construyendo una identidad, dejando de ser los del sur o los sureños para ser los huilenses. Pareciera poco tiempo para forjar un imaginario. Pero se ha logrado. Debemos reconocer que, en torno a un escudo, un himno, una bandera, unos mitos, rajaleñas, Sanjuanero, tamales, asado, achiras, doble anís, San Agustín, La Tatacoa, el Magdalena, el sombrero Suaza, para citar algunas materialidades, hemos edificado una realidad imaginada y por tanto inmaterial, que nos distingue y hoy por hoy nos hace sentir que somos HUILENSES. Eso es lo que llaman cultura, y preservándola, podremos contar con uno de los mayores capitales que tienen los grupos humanos.