Por: Eduardo Gutiérrez Arias
Villa de Leiva y Villavieja, tiene tantas semejanzas como diferencias. Ambas son Villas fundadas por los españoles durante la época de la conquista en el siglo XVI. La primera en 1572 a 177 kilómetros al noreste de Bogotá y la segunda en 1.550 a 200 kilómetros al suroccidente de esta misma ciudad. Ambas son zonas semidesérticas con precipitación pluvial promedia anual de 960 mm para la primera y 1.131 mm para la segunda. Ambos municipios poseen unas de las más valiosas reservas paleontológicas del país. Ambos fueron costas del último gran continente Pangea y eso explica la similitud de su fauna hace unos 250 millones de años. Ambos son municipios pequeños, con 121 kilómetros cuadrados el primero y 330 el segundo. La población de Villa de Leiva es de 17.000 habitantes y la de Villavieja de 7.500. Ambos son municipios turísticos aunque el desarrollo de esta industria es muy superior en el primero y por tanto el flujo de visitantes nacionales y extranjeros.
Villa de Leiva, fue declarado por el general Gustavo Rojas Pinilla como monumento histórico nacional en el año 1954 convirtiéndolo en un atractivo turístico con destinos como la plaza mayor, quizá la más grande del país con 1.4 hectáreas de extensión, la casa donde murió Antonio Nariño, la casa de la primera fábrica de licores de la Nueva Granada, la casa de Antonio Ricaurte, el convento franciscano fundado en 1.614, la propia casa del general Gustavo Roja Pinilla, etc. Pero sus principales sitios de interés quizá no sean los históricos, sino otros como el museo paleontológico, el Museo y Fábrica de chocolates, los Pozos Azules, los dos viñedos con sus respectivas fábricas y cavas de añejamiento, la Granja de Avestruces, Gondava el Gran Valle de los Dinosaurios y el Parque de Deportes Extremos.
Villavieja también tiene su Museo Paleontológico, su Observatorio Astronómico y su desierto de La Tatacoa, pero es indudable que aún le falta la inversión y la cultura empresarial y turística que un lugar como estos demanda. Para la muestra dos ejemplos. Villa de Leiva con más de 2.000 metros sobre el nivel del mar y una temperatura promedio por debajo de los 17º no tiene un solo palo de cacao ni un bejuco de cholupa, pero su museo/fábrica de chocolatinas las produce con materia prima de Santander y tiene su Gelatería Santa Lucia, donde el producto más demandado es el gelato de cholupa con materia prima llevada del Huila. Nada similar existe en Villavieja. Claro que tampoco en Neiva.