La Nación
Década perdida para A.L. 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Década perdida para A.L.

Obert Alejandro Ortiz r

 

 

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe-CEPAL, lanzó su informe de coyuntura sobre los efectos del Covid-19 y planteó que América Latina tendrá 215 millones de personas pobres en la próxima década, 15 millones en pobreza extrema y, 30 millones con incapacidad de compra y por debajo de ingresos de un dólar diario. De esa cifra, ¿Cuántos aporta Colombia?. En círculos académicos, se expresa que nuestro país ha perdido 5 millones de empleo en estos primeros 100 días de pandemia. Entonces, ¿Cuánto habrá caído nuestro PIB?. ¿Cuánto habrá aumentado nuestro índice de Gini?. ¿Cuáles serán nuestros desafíos de equidad, crecimiento y, recuperación económica en esta próxima década?. Importante, traer a colación los planteamientos de Mariana Mazzucato, directora del Centro de Innovación y Valor Social de Londres que contribuyen al debate de estos interrogantes y en la que plantea que lo principal es fortalecer la inversión pública por parte del Estado, por los siguientes aspectos: 1.- Retomar la importancia de robustecer los bienes públicos por parte del Estado (la salud, educación, ciencia y tecnología, entre otros) para que otra crisis no nos atropelle y encuentre como un Estado débil, raquítico y no de las respuestas correspondientes. 2.- Volver a recuperar la misión perdida sobre la aproximación a la inversión pública como un propósito nacional, meta o faro definido para responder con inmediatez, corto y largo plazo. Esto no debe ser de un gobierno de turno sino como política de Estado. Y, 3.- Recuperar la capacidad del Estado para solucionar los problemas básicos de la ciudadanía. Estas ideas fuerza se explican en lo siguiente: a.- Es necesario que el presupuesto de inversión pública tenga unas prioridades de Estado. b.- La coordinación para definir ese presupuesto de inversión pública debe ser intersectorial y con interdependencia, entrelazadas, nada suelto ni aislado de los gobiernos locales. c.-  Fortalecer la capacidad de nuestro Estado para dar respuesta a diversas situaciones para que impulse los grandes avances y retos, incluso, los científicos y, esté lejos de verse descuadernado, desorganizado, raquítico e impotente ante la sociedad. d.- Que las respuestas que dé o proporcione el Estado deben ser concretas y ágiles, mirando el corto plazo, pero con visión de foco. e.- Desde el Estado, la transparencia debe ser un fin nacional. Un peso que esté en manos de la corrupción, debe ser castigado, tiene que tener la connotación de un delito de Estado y, cortarse de raíz. No nos podemos permitir el lujo de ser uno de los países más desiguales y a la vez el más corrupto. Así, no iremos a ningún lugar. Todas las compras del Estado deben ser transparentes. Cualquier hecho de corrupción, la ciudadanía debe manifestarse y tener esa capacidad de movilizarse para que se castiguen los autores de los hechos corruptos. f.- Que esas inversiones públicas realizadas, generen “valor social”. Pues toda la acción del Estado, sus capacidades y productos deben estar conectados para lograr impactar y cambiar a la sociedad. No podemos seguir haciendo lo mismo, ni seguir en lo mismo.  g.- Sí hay la necesidad de cambiar marcos legales, para que esta transformación del Estado se dé, habrá que hacerlo. Eso no implica que por defender lo público, haya que cambiarlo todo. Lo importante, se reitera, es la generación de “valor social”. Esta es una lucha de todos. ¡Adelante!.