La Nación
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Decididamente, Sí a la paz

El momento ha llegado. Este domingo, en un acto histórico sin precedentes, 34 millones de colombianos tendremos la opción de votar Sí o No al acuerdo suscrito entre el Gobierno y las Farc, que pone fin al conflicto armado del cual nuestro país ha sido víctima por un poco más de medio siglo. Entre los argumentos a favor y en contra, se viene gestando una perceptible tensión en el ambiente, que se traduce en inquietante incertidumbre que aunque gane el Sí o el No, como todo en la vida,  en pocos días será historia.

Así pues, respetando las diversas posiciones histórico – políticas y luego de una serena reflexión sobre el particular, de leer y, más importante aún, de examinar el contenido del Acuerdo Final, decididamente opté por el SÍ: votaré Sí por la esperanza de un mejor país, porque la derrota del proceso de paz, significaría que como Nación, no comprendimos que es mejor curar y perdonar las heridas de la guerra, que permitir que la violencia siga desangrando despiadadamente a nuestro pueblo.

Votaré Sí, porque tengo la convicción que más allá de ser un mecanismo político, la aprobación del acuerdo final se constituye en el cimiento para construir un nuevo país, pues lejos de ser la solución, el acuerdo con las Farc será la oportunidad de Colombia para promover sucesivos retos que, paulatinamente, nos permitirán avanzar como Estado y generar un cambio de dinámicas en nuestra sociedad.

Votaré sí, porque se traduce en factor decisivo para afianzar la institucionalidad como soporte del desarrollo y progreso nacional, en pro de las presentes y futuras generaciones.

Votaré sí, porque conlleva un respaldo decidido a la convivencia  y reconciliación que tanto necesitamos los colombianos, toda vez que aquí no habrá vencedores ni vencidos, sino una abrumadora mayoría por la sensatez política.

Si bien es cierto que votar SÍ en el plebiscito no es la solución para todos los problemas que de tiempo atrás aquejan a nuestro país, presumiblemente estimulará un enorme paso para afianzar su solidez democrática, pues no podemos desconocer que el plebiscito es una coyuntura excepcional que conlleva a la serena y profunda reflexión en torno de lo que hemos sido, de lo que somos, pero sobre todo, de lo que debemos ser ante propios y extraños, pues como bien lo expresara la activistade Derechos Humanos Dorothy Thomas, «La paz no es la ausencia del conflicto, sino la presencia de alternativas creativas que nos ayuden a solucionar el conflicto».

Así pues, este domingo los colombianos tenemos una excepcional cita con el destino de nuestra Patria, ojalá elijamos una opción real de cambio y votemos por la esperanza, porque, si no es ahora, entonces ¿cuándo…?