Los habitantes del Caquetá aún no salen del asombro por el asesinato de la familia Reyes Gómez a manos del propio progenitor, en la madrugada del lunes. Sólo la mamá del homicida suicida sobrevivió. Los habitantes del Caquetá aún no salen del asombro por el asesinato de la familia Reyes Gómez a manos del propio progenitor, en la madrugada del lunes. Sólo la mamá del homicida suicida sobrevivió. ÓSCAR NEIRA LA NACIÓN, FLORENCIA Una familia entera fue asesinada por su propio progenitor en Curillo, sur de Caquetá. El hecho se presentó, según fuentes familiares, cuando la madre del homicida, identificado como Ramón Reyes Papamija, de 54 años, se retiró del segundo piso de la humilde vivienda familiar, para prepararle un brebaje a su hijo, quien sufría de gastritis. Al regresar al segundo piso luego de preparar la bebida, la imagen no podía ser más aterradora. Sobre el piso manchado de sangre yacían Luz Stella Gómez López de 30 años, esposa; Juliana Andrea de 3 años, Julián Edwin de 6 meses, Yuly Paola de 9 años, Ramón Andrés de 7 años, y otro niño de 6 años y el del mismo homicida Ramón Reyes Papamija de 54 años, todos muertos por degollamiento. El comandante de Policía Caquetá, Carlos Alberto Vargas, tras lamentar la tragedia, dijo que las investigaciones preliminares indican que Reyes Papamija sería el autor del múltiple homicidio. Algunas versiones hablan de una pócima de sábila que habría ordenado a su mamá Reyes Papamija antes de cometer los homicidios, al parecer para que sus hijos y esposa se durmieran. Sin embargo, alrededor del horrendo crimen tan sólo se ha podido inferir las causas que llevaron a este hombre a cometer semejante crimen, las cuales, según el coronel Carlos Alberto Vargas, tendrían que ver con su situación de pobreza, pues vivía en pésimas condiciones junto a toda la familia. María Eugenia Dávila, amiga cercana a la familia, dijo que hospedaba a Reyes Papamija en Curillo desde hacía 15 días, quien había llegado para chequeos médicos, por una úlcera que días atrás los médicos le habían detectado. Según su versión, al asesino y suicida le preocupaba demasiado fallecer en una eventual intervención quirúrgica y dejar sola a su familia. Por su parte, conocidos de Reyes Papamija lo describieron como un hombre “trabajador, no porque ahora esté muerto, sino porque era un hombre dedicado al trabajo en el campo al que no se le conocían vicios ni o malas costumbres”. Según se pudo establecer, el homicida hizo parte de la Junta de Acción Comunal de su vereda y desde hace algunos días había llamado la atención de feligreses pentecostales, quienes lo visitaron para atender sus angustias. El hecho generó toda una serie de preocupaciones entre la comunidad caqueteña, por lo que puede indicar sobre la salud mental de los ciudadanos de este departamento. En los distintos medios de comunicación se discutió el argumento que manifiesta que una decisión de esta naturaleza difícilmente se toma de un momento a otro, y sólo se explica por una situación de estrés y depresión extrema o locura. Ayer José Rubén Muñoz, alcalde de Curillo, anunció que la Alcaldía donará los ataúdes para las siete víctimas mientras la curia donará los lotes en el cementerio. En esta casa ocurrió el crimen de toda una familia a manos de su propio progenitor. Los siete cuerpos reposaban en la morgue de Curillo.