Sorprendente. La izquierda que ha criticado a la derecha y sus dictaduras no dice nada ante lo que pasa en Venezuela. Solo Chile, lo ha hecho. Para los demás parece más importante conservar el poder por intereses geopolíticos, a costa del pueblo venezolano, que denunciar lo que, en otros, siempre denunciaron. No actuan con criterio moral, sinceridad y carácter, lo hacen con una complicidad silenciosa que los hace ver tan mal como ese régimen de Maduro, que miente, engaña, se burla descaradamente del mundo y quiere robarse las elecciones para perpetuarse en el poder.
En Venezuela no solo se está derramando sangre, tal y como lo advirtió Maduro, sino que se violan derechos humanos. Quieren callar a la oposición y ahora pretenden tener cárceles para encerrar y adoctrinar a quienes piensan diferente. Simón Bolívar debe estar revolcándose en la tumba al ver lo que la izquierda venezolana hace en su nombre.
Lo que está pasando, es como un Déjà vu, que en español significan ‘ya visto’, y que se utiliza cuando alguien siente que está viviendo o viendo algo que en el pasado ya vivió. Y con el perdón de los que piensen diferente, estamos viendo las mismas cosas que vimos en Cuba y Nicaragua. Autoritarismo, imposición de pensamiento, adoctrinamiento, y violencia para quien no se acomode a los intereses del gobernante. ¿Qué país sigue después de Venezuela?, ¿cuál será el próximo objetivo de esa tendencia izquierdista “moderna”, que no representa a la izquierda de verdad, a la pensante y respetuosa de la democracia?
Viendo el tema en perspectiva y la situación que viven los ciudadanos de esos países, los colombianos debemos prender alertas. Petro se mostró inconsistente, se acomodó en beneficio de quienes en el hemisferio son sus amigos y eso debe preocuparnos.
Él, que formo parte de un movimiento como el M-19, movimiento que surgió en 1970 ante el rechazo por un supuesto fraude electoral en Colombia, guardó silencio ante lo ocurrido en Venezuela, solo habló después de tres días, para solicitar las actas electorales y pedir transparencia en el proceso venezolano. Pero después de hablar con Maduro, asumió una vergonzosa posición ante la OEA, se abstuvo de votar positivamente la resolución que exigía lo solicitado por él, horas antes, ayudando con esto al Dictador. Para empeorar nuestras preocupaciones, Maduro dijo que aconseja y ayuda a Petro, es decir ¿el dictador de Venezuela es asesor de nuestro presidente?
Las alertas son claras y solo de nosotros depende el rumbo que tome nuestra amada patria.