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COLUMNISTAS

Dejar una huella

Los Seres Humanos nacemos con la capacidad de dar y recibir amor, pero amar y entregar sin esperar nada a cambio, no siempre resulta fácil para algunos. Amar sin miedo, nos permite transformar la sociedad que nos rodea, la vida de los demás, de nuestros seres queridos y nuestro mundo interior.

Convertir nuestras vidas en una oportunidad para dejar una huella emocional positiva en los corazones de los demás, permite cambiar la vida e historia de la humanidad.

Cuando llegamos a un lugar, no necesitamos llevar ropa de marca, pisar fuerte, hablar duro para hacernos sentir, maltratar a los demás, mostrarnos autoritarios, despectivos o llamar la atención con bombos y platillos.

No es nuestra apariencia, nuestras voces y actitudes de mando, tampoco nuestra aspereza o despotismo, lo que marcará el lugar que ocupamos en el vecindario, en el trabajo o en nuestras familias.

Pesa más la palabra oportuna, el abrazo sincero al que necesita nuestro apoyo; la sonrisa al que se acerca a nosotros; el consejo a quien nos lo pide y la comprensión, para entender las razones que pueden llevan a algunos a cometer errores, a herir o abandonar.

Dejar una huella en los demás, es hacer algo que perdure a través del tiempo, de la distancia, que trascienda los límites de la edad, la diversidad del pensamiento, la forma de interpretar la propia realidad, que supere las diferencias de raza, condición social, económica, credo religioso o género.

Qué bueno sería que después de nuestra muerte, hablen más de lo que dijimos, lo que planteábamos, lo que descubrimos, lo que callamos, lo que aportamos y dejamos de hacer, con el objetivo de beneficiar a los demás.

Dejar una huella en los demás, más que una expresión de nuestra necesidad de reconocimiento, nos convierte en personas menos apáticas, frías e infelices. Significa tomar un camino donde todo aquello que se haga, sea por amor, por gusto, por compromiso y no porque nos interese que los demás sepan de nuestra existencia.

Somos lo que hacemos y las huellas que vamos dejando a lo largo de nuestras vidas, son el reflejo de nuestro impacto, sea positivo o negativo, trascendente o intrascendente. El individualismo, la idolatría, la competitividad, el egoísmo y las falsas apariencias, deben erradicarse de nuestras vidas para dejar una huella positiva y enriquecedora en los demás.