La Nación
Democracia y corrupción 1 25 abril, 2024
COLUMNISTAS

Democracia y corrupción

Julio Enrique Ortiz Cuenca

Ante la crisis de liderazgo y de los partidos, el mayor reto de la democracia es sobrevivir. A pocos meses  de las elecciones la  mayoría que no hace parte de las clientelas y del mercado  electoral manifiesta  no tener   claro por quien votar, o consideran hacerlo en blanco o abstenerse.

No hay partidos, existen fábricas de avales y empresas  cuyo propietarios –candidatos  compiten en el mercadeo electoral con la ambición de fortalecer sus intereses personales.

Los partidos comenzaron a derrumbarse cuando en aras de la paz entre liberales y conservadores y para acabar con la violencia de mitad del siglo pasado, pactaron el frente nacional, institucionalizando  el clientelismo, el reparto del poder en cuotas burocráticas, borrando las fronteras ideológicas y convirtiéndose en un solo partido que monopolizo el Estado y  cerro los espacios a otras fuerzas políticas como alternativa de poder u oposición al régimen establecido.

El reparto del poder,  presupuestos públicos,  burocracia y la contratación ilegal,  resquebrajaron  la moralidad pública, abriéndole camino a la “narcopolitica”, a las modalidades delictivas de hacer la política, al enriquecimiento fácil y a la impunidad.

Con la perdida de los conceptos de honradez, dignidad, vergüenza y todo escrúpulo moral se comenzaron a organizar los carteles de la contratación con proponentes únicos y los “Odebrecht”,  para el asalto a los presupuestos públicos para financiar costosas campañas  al congreso y demás corporaciones legislativas y cargos de elección popular. Se organizó  la compraventa de  votos, líderes y  medios de comunicación para manipular la opinión pública, promoviendo los “ñoñosliderazgos” como grandes barones electorales.

Los principios , valores y filosofía de los partidos  fueron arrasados por la corrupción, el asalto a los presupuestos públicos, el tráfico de conciencias , aprovechamiento de la pobreza imperante , cerrando los espacios e impidiendo el surgimiento de verdaderos liderazgo , de la competencia de la inteligencia , de verdaderas vocaciones de servicio, de representantes de la nuevas generaciones y líderes  con grandes capacidades, valores éticos , sensibilidad social y compromiso con los intereses populares.

Los   candidatos honestos, capaces y populares  en estos procesos electorales están en desventaja, frente a los dueños del poder, a quienes no tienen fronteras morales, usufructuarios   del dinero mal habido y los presupuestos públicos.

 

 

 

Le corresponde al pueblo rescatar la democracia y la moralidad pública para que la gente vuelva a creer en ella y   sientan el deseo de participar y ejercer sus derechos con plenas garantías.