La Nación
Derrumbando mitos 1 28 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Derrumbando mitos

 

Germán Palomo García

 

Los lamentables hechos de la semana pasada por el asesinato de Javier Ordoñez han acabado con dos mitos que siempre se esgrimen cada vez que estas situaciones se repiten. La primera, la inmediata convocatoria de las autoridades a cualquier nivel (Nacional, departamental, regional) a un Consejo de seguridad que no entiendo para qué si ya la seguridad ha sido quebrantada. En dónde queda la capacidad de anticiparse a los hechos que es lo que debe ocupar un Consejo de Seguridad. ¿Si hoy se confirma la participación de grupos vandálicos en las protestas por qué no se  preparó a la policía y demás instituciones de seguridad para evitarlo? Se utilizan videos de los momentos de saqueos y destrucción de los CAI´s para confirmar la participación de los grupos de interés en crear caos pero no aparecen videos de investigaciones previas que prevengan lo ocurrido. ¿Qué hacen los organismos de inteligencia y contrainteligencia en sus tareas? Esperando a que ocurran lamentables hechos, seguramente. Así, estos grupos hacen lo mismo que las cajas negras de los aviones, que hablan después del desastre. Y la información se utiliza para explicar las causas del mismo pero no para prevenirlo. Tampoco para aprender de las tragedias. En noviembre del 2019 hubo algo similar a lo hoy comentado y pasarán de nuevo a juzgar por la escasa o nula capacidad de prevención. ¿Por qué no se eliminar los Consejos de Seguridad y se reemplazan por organismos de seguridad integral permanentes?

El segundo mito es la teoría de las “manzanas podridas” para decir que el problema no son las instituciones sino personas que se han desviado de los manuales de procedimientos y normatividad. Y ¿en qué quedan los departamentos de personal o relaciones humanas o el nombre que le hayan puesto a aquellas divisiones cuya tarea es la permanente evaluación de las actividades de la gente que hace las instituciones frente a los objetivos y metas de la organización? ¿Por qué siguen en las instituciones? ¿Quién lo permite? No puede olvidarse que se delegan funciones pero no responsabilidades sea cual sea la naturaleza de las entidades. Para utilizar otro ejemplo reciente, ¿por qué siguió vinculado a las Empresas Públicas de Neiva quien finalmente resultó el “cerebro” del robo de más de 100 millones a la entidad y los ejecutivos, al mismo tiempo, siguen vinculados señalando que no son culpables? Mejor dicho, el desconocimiento total de lo que representa una organización integrada y con objetivos comunes. Más difícil entender esto en el sector público, una maraña de instituciones que no conocen sus objetivos y terminan refiriéndose a sus propios intereses y que terminan siendo leales a quienes lograron su vinculación pero no a sus jefes administrativos. Así resulta muy difícil esperar hechos nuevos y más bien entender que más de lo mismo veremos pronto.