Javier Cabrera
De forma increíble el país ha caído en la estrategia de la izquierda que, en forma sistemática y recurrente en sus discursos, dispara dardos contra todo lo que signifique uribismo en Colombia. El tema ha sido tan bien orquestado, que incluso los que no son de izquierda y pregonan ser de centro, basan su campaña en el rechazo pleno y absoluto a Álvaro Uribe Vélez y lo que él signifique.
Pareciera que el personaje a vencer es Uribe, (aunque no es candidato) y los odios viscerales se dirigen contra él, lo cual a mi forma de ver es injusto y además peligroso para Colombia. Digo lo primero asumiendo el riesgo que, al decirlo, algunos me señalen negativamente, con el odio que inquisitivamente es alimentado desde la izquierda para ganar votos, y que nos aleja del ámbito de tolerancia en que se construye una democracia.
Es injusto, ya que Uribe aún a pesar de sus errores, los cuales deben ser demostrados, fue un presidente que trajo la paz a Colombia, no en vano Santos pudo montar su teatro para el nobel de la paz, con una función rechazada mayoritariamente por los colombianos en un referéndum, y que hoy nos tiene nuevamente, escuchando el resonar de los tambores de la guerra en Colombia.
Y es peligroso, ya que, el país no puede elegir a alguien simplemente por ser o representar desde sus propuestas la antítesis del uribismo. Escucho a muchos decir: “voto por Petro, solo porque representa lo contrario a Uribe, aún a pesar del riesgo que representa para Colombia, pero debemos votar en contra del continuismo”, repitiendo el discurso de la izquierda. ¿Pero cual continuismo? El gobierno de Santos, actúo con rienda propia, se alejo de todo lo que significaba Uribe, tanto así que en temas de paz su agenda fue propia y ahora apoya a Petro. Y que decir del gobierno actual, alejado de Uribe y al igual que Santos, trabajando con agenda propia. ¿Entonces cual continuismo?
Todo este discurso bien orquestado y copiado por candidatos de centro, ha generado una corriente tan turbulenta, que no sabemos en donde o en que puede terminar. Por eso, creo que debemos sacar del discurso el nombre de Uribe para ver a los otros candidatos desde su propia realidad, no hacerlo nos lleva a seguir viendo esta campaña presidencial, desde el prisma que la izquierda a querido montar, simplemente para ganar.