La Nación
POLÍTICA

‘Desde el fracaso del Caguán entiendo tanto escepticismo’

Para el congresista liberal, Juan Fernando Cristo, el proceso de paz que avanza en Cuba terminará bien a final de año, y asegura que es Santos el adecuado para lograr la pacificación en el país. Para el congresista liberal, Juan Fernando Cristo, el proceso de paz que avanza en Cuba terminará bien a final de año, y asegura que es Santos el adecuado para lograr la pacificación en el país. Cecilia González Villa La Nación, Neiva El senador liberal Juan Fernando Cristo dejó muy en claro que el Partido Liberal volvió a gozar de los afectos del Ejecutivo y que tiene las mejores relaciones con el Presidente Juan Manuel Santos. Defendió el proyecto de ley de reforma a la salud y aseguró que no está maquillada como sí se ha hecho en ocasiones anteriores. En diálogo con LA NACIÓN, el congresista también se refirió a la Ley de Víctimas de la que –señaló- marcha bien, pero reconoció que aún tiene fallas como la demora de la creación de la Unidad de Reparación de Víctimas en Neiva. Y del proceso de paz que adelanta el Gobierno con las Farc, Cristo dijo estar convencido de que se firmará la paz al finalizar el año, pues según él, el presidente Santos es el adecuado para lograrlo. ¿Cómo ve esta agenda legislativa que acaba de iniciar en el Congreso de la República, si bien es cierto está girando básicamente en dos reformas: salud y pensión? Creo que es una agenda ambiciosa pero realizable, hay algunos que consideran que congestiona demasiado el Congreso pero a la gente se le olvida  que las leyes no se tienen que aprobar de aquí a junio sino que pueden hacer tránsito y en el segundo semestre rematar en alguna de las Cámaras los debates que queden pendientes en la primera. Me parece importante que el Gobierno tome con serenidad el trámite de reforma a la salud sin precipitud, no tiene que salir antes de junio porque sería una equivocación tramitarla con mensaje de urgencia. ¿A su juicio, qué tal está ese proyecto de reforma a la salud? Creo que es una reforma buena, conveniente para el país pero que debe ser discutida y debatida con mucho cuidado y esmero porque estamos hablando ni más ni menos que de una reforma que vuelva a la salud a lo que era antes, un derecho de los colombianos y no un negocio de las EPS. ¿Habría algo por modificar en esa propuesta? No, yo creo que hay temas susceptibles de mejorar. Me parece positiva la profundización de la descentralización del manejo de la salud, darles a los gobernadores y alcaldes más posibilidades de manejar sus sistemas de salud. Que respondan ellos políticamente por eso en las regiones y no unos gerentes de EPS que no respondían a nadie. Es positiva la eliminación del Fosyga, la eliminación del POS para crear Mi Plan que es la simplificación del acceso a la salud, de los pacientes. Pero sin duda alguna creo que hay temas que se pueden mejorar. ¿Como cuáles? Como por ejemplo el de la integración vertical, creo que hay que prohibirla totalmente para garantizar mayor competencia y mejor atención al paciente. Pero más allá del contenido, creo que son los procedimientos, si el Gobierno se afana y se apresura con un mensaje de urgencia, pues puede haber inconvenientes en el trámite porque es una ley amplia, densa. Es decir no es una ley de maquillaje del sector, es una transformación bastante profunda del sistema de salud y hay que hacerlo con cuidado. ¿Por qué cree que hay sectores que la critican fuerte y dicen que es una ley de corte politiquero y precisamente maquillada? Esos sectores, me da la impresión, hasta donde he escuchado, son los de las EPS. Es que algunos pensaban, cuando se hablaba de reforma a la salud, que era como las anteriores reformas que eran de maquillaje, que no se iban a tocar aspectos fundamentales que tienen funcionando mal la salud, especialmente la calidad del servicio y la cobertura. Se encontraron con la presentación de la reforma que sí era de verdad, que pisaba callos y ahora no quieren que cambie nada. Pero eso hace parte del debate democrático y por eso digo que esos sectores también deben tener espacios suficientes para hacer valer sus ideas, y defender sus intereses que son absolutamente legítimos en el escenario de la democracia colombiana que es el Congreso. Se deben hacer audiencias públicas en todo el país, por ejemplo deben venir a Neiva a escuchar a los gerentes de los hospitales, los gerentes de las ESE, los médicos, los profesionales de la salud para enriquecer el proyecto que aunque no es la última palabra, es una buena iniciativa. ¿Qué ha pasado con la Ley de Víctimas, cómo se está desarrollando? Vamos bien, avanzando de manera satisfactoria aunque no tan rápido como quisiéramos los amigos de las víctimas, ni tan mal como pretenden los enemigos de la Ley que ahora posan de defensores de las víctimas en La Habana, por ejemplo. Los caminos están adecuados, las tres instituciones que creó la Ley están funcionando ya en casi todo el territorio nacional. ¿Pero aún hay fallas? Sí, tenemos deficiencias como por ejemplo aquí en Neiva donde todavía no se ha podido crear por cuestiones presupuestales la Unidad de Atención y Reparación a las Víctimas. Necesitamos presencia territorial en todo el país, pero hoy en día las víctimas se sienten reconocidas. Claro, exigen y piden y nunca podremos estar satisfechos en este tema de la reparación pero se sienten reconocidas, se sienten que tienen derechos y ese es un paso fundamental en nuestra sociedad. También se está avanzando satisfactoriamente en la indemnización. Por supuesto que tampoco se ha montado el Sistema  de Atención Sicológica a las Víctimas, hace falta mayor articulación de la Nación con los territorios. ¿Cuántos fallos se han producido para reparación de las víctimas? Ya han salido más de 40 fallos de restitución de tierras en distintas regiones de Colombia, algunos de ellos históricos por su contenido. El Centro de Memoria Histórica está empezando a diseñar lo que será la construcción del Museo Nacional de la Violencia que es un tema fundamental para garantizar que no se repitan los hechos que ya hemos vivido. ¿Va muy lenta la aplicación de esta ley? Entiendo que la sensación de la gente sea que es así, que va muy lento, incluso uno mismo quisiera que fuera más rápido pero hay que entender la dimensión del desafío que se ha impuesto a la sociedad colombiana. Eso no lo ha hecho ningún gobierno ni tampoco otra sociedad en el mundo entero, es que estamos hablando de cinco millones de víctimas, de seis millones de hectáreas despojadas, cuatro millones de desplazados, estamos hablando de víctimas producidas durante 50 años en Colombia, y no podíamos pensar que en un año las íbamos a reparar. Por eso la Ley está planteada a 10 años, por eso el presupuesto de ella, que son casi 60 billones de pesos está planteado de manera gradual a 10 años y por eso hay que ir lentamente. A mí lo que me importa más que las cifras es que el Estado está en eso, hay la decisión y liderazgo político del Presidente y las rutas definidas después de la aprobación de la ley, en mi concepto es el adecuado. ¿Usted al igual que algunos congresistas tiene dudas frente al proceso de paz? No tengo duda ninguna, soy amigo incondicional del proceso. Creo que este es el momento para hacer la paz y el Presidente Santos es el adecuado para hacerlo, no podemos desaprovechar esta circunstancia histórica. Después del fracaso del Caguán uno entiende tanto escepticismo, tantas dudas de la población y eso también es bueno no abordar el proceso con tanta ingenuidad y optimismo. Pero me parece que más allá de eso el país se la tiene que jugar con el proceso de paz, no podemos seguir condenados, si llegara a fracasar este intento tendríamos 20 años más de guerra y cuántos muertos, cuánta plata. Creo que no vale la pena desaprovechar este momento y acoger el hecho de que el Presidente tuvo la valentía antes de ser elegido, de meterse en este proceso. No creo que sea bueno que se piense en un plan B estando en el proceso, porque creo que debe haber uno solo y por el momento es el de jugarse a fondo por un acuerdo de paz. Soy optimista de que antes de terminar el año se va a firmar un pacto de paz. Después vendría la etapa más difícil ¿no? Vendría la del posconflicto que sí, sería más difícil para lo cual el Congreso jugará un papel, tenemos que jugárnosla, el resto es hacerle juego a quienes quieren sacar réditos electorales de la violencia y quieren una guerra eterna que es lo que les sirve para buscar voticos. “Creo que este es el momento para hacer la paz y el Presidente Santos  es el adecuado para hacerlo, no podemos desaprovechar esta circunstancia histórica. Después del fracaso del Caguán uno entiende tanto escepticismo, tantas dudas de la población y eso también es bueno no abordar el proceso con tanta ingenuidad y optimismo”. “Sí, tenemos deficiencias como por ejemplo aquí en Neiva donde todavía no se ha podido crear por cuestiones presupuestales la Unidad de Atención y Reparación a las Víctimas”.