En extensa entrevista del presidente Santos ante Yamid Amat sobre resultados generales de su obra de gobierno, presentó un balance positivo y prometedor, en todos los aspectos, inclusive para el tema especial de San Andrés. Destacó como la noticia social del año la creación de 2.500.000 empleos y la reducción del desempleo a menos del 10%, durante su administración; igualmente hizo referencia a la inflación anual del 2.3%, una de las más bajas de los últimos cinco años, la reducción de la llamada pobreza extrema, la construcción de las 100.000 viviendas para estratos bajos, etc. De otra parte aseguró que con la reducción de los impuestos a la nómina, aprobada en el Legislativo, el empleo formal tendrá un incremento notorio para bien de la clase trabajadora. Es de anotar que la estrategia de incentivos al empresario ha fracasado en gobiernos anteriores; será ingenuidad o perversidad de nuestro simpático gobernante? Uno de los organismos más desacreditados de nuestro país es el Dane, en especial por la errática emisión de cifras sobre aspectos sociales, informaciones que son desmentidas por la evidencia. Una de las trampas ha sido incluir en el grupo de ocupados a la informalidad y el rebusque, en esta forma el nivel de desempleo resulta bajo y un crecimiento de 2.500.000 ocupados, que no son empleos formales, ya que en la realidad se trata de trabajos temporales, informales y la mayoría sin garantías sociales. Con la posición oficial en los diálogos de la Habana, en el sentido de que el gobierno no debe cambiar el modelo de sociedad, ni la guerrilla su ideología, se decretó el fracaso anunciado del proceso de paz, es decir se aceptará la presentación de pequeños proyectos económicos, algunos ajustes a la Ley de salud, pero nada que afecte la estructura social. No porque lo mencione o lo ignore la guerrilla, a quienes ningún tipo de autoridad les asiste, sí se requiere de cambios estructurales en el modelo socio-económico o por lo menos revisar los cambios superficiales en la salud, la insistencia en la generación de empleo a través de estimular al empresario, la política represiva que ha tenido relativo éxito con la guerrilla, pero total fracaso con las otras formas de violencia. Entonces debemos insistir en más participación del Estado, no al estilo de la improvisación del alcalde Petro, pero si corrigiendo fallas del pasado y sin temor a la estigmatización. La constancia vencerá la perversidad de nuestra clase dirigente.