La Nación
Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena 1 28 marzo, 2024
HUILA

Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena

El aumento del desempleo y la pobreza ha afectado la alimentación en los hogares, golpeando a los niños y niñas del departamento del Huila que se han convertido hoy en el reflejo de esa otra realidad que ha revelado la pandemia.

 

Carol Medina Soto

neiva@lanacion.com.co

Para ir al asentamiento Alto Mirador, ubicado al costado oriental de la comuna Nueve de la ciudad de Neiva, hay que estar dispuesto a caminar más de una hora, entre calles polvorientas y lomas muy empinadas. Este, uno de los tantos sectores olvidados que existen en la periferia de la capital huilense, no cuenta con alcantarillado, ni agua potable. Los trapos rojos en cada una de las casas de madera, plástico y zinc son muestra del hambre y la pobreza que abunda y que en tiempos de pandemia ha crecido, dejando al descubierto una vez más la realidad de cientos de familias que hoy deben sufrir esta crisis desde la miseria, que se acentúa en la periferia durante el aislamiento.

Fabián Perdomo, hace años vive allí con su familia, su esposa, su hijo de 12 años y su hija Sara de 4 años de edad. Para él, ha sido difícil llevar la comida diariamente a su casa, relató que estos meses luego de quedar sin trabajo como conductor, la crisis los ha obligado a reemplazar la carne, el pescado y el pollo por el huevo, y sus hijos, “solo comen pepas”, refiriéndose a los granos. “Hemos sobrevivido con los ahorritos, y así nos sostuvimos los primeros días, pero ya se acabaron y a veces hay gente que nos ayuda y colabora, o también uno se la rebusca”, dijo.

“Les damos pepas, arroz, lenteja, fríjol o alverja hacemos almuerzo y procuramos que eso quede también para la comida, mi esposa y yo comemos poquito, no comemos mucho y quedamos con hambre, para que les alcance a mis hijos en la noche, ellos son la prioridad. Pero no comemos ni pollo, ni pescado o carne hace rato y del gobierno no hemos recibido ninguna ayuda hasta ahora”.

Sara, no come frutas o verduras, esenciales para su normal crecimiento y desarrollo, tiene un sistema inmunológico débil, se enferma con frecuencia, sufre de convulsiones y no recibe la atención médica adecuada.

“Por la mañana se le da un huevito cocido con un vaso de chocolate y con eso se queda hasta la hora del almuerzo, porque si no hay para hacerle tetero toca eso y del almuerzo se guarda para darle a la cena, porque no se puede hacer a mediodía una cosa y a la comida otra, no podemos, por eso se le da de lo mismo”, comentó.

“Come tres veces al día, pero es lo único que le damos, no le damos tetero con bienestarina, leche, coladas de plátano o jugos, ella no come verduras ni frutas, no tenemos para comprar eso porque es más caro. Además, ella me convulsiona y está bajita de defensas”, señaló.

Estas circunstancias pueden desencadenar una desnutrición crónica que, según el pediatra huilense, Miguel Bayona pueden detener “el crecimiento físico y el desarrollo intelectual” y aumentan el “riesgo de sufrir enfermedades”.

Los primeros cinco años de vida, son claves para el desarrollo físico y cognitivo. “Lo primero que hay que recordar es que la primera infancia es una etapa crítica. Un cuerpo que está en crecimiento y desarrollo, que no reciba los nutrientes necesarios, puede verse afectado para toda la vida. Si la desnutrición se presenta agudamente en pocos días o semanas, puede estar en peligro la vida del niño. Si esto pasa de manera crónica, luego de meses, se puede frenar el crecimiento físico y el desarrollo intelectual del niño, así como se aumenta el riesgo de sufrir enfermedades”, dijo.

Olga Lucía Losada, líder del asentamiento comentó que hay 800 familias y por lo menos, cada hogar tiene a un integrante menor de 5 años.

“Uno de los problemas con la desnutrición es que generalmente puede ser silenciosa. Si es crónica, a lo mejor los padres solo la noten luego de un tiempo, cuando lo sientan un poco menos pesado, o cuando en un control de crecimiento se identifique el problema de peso y/o talla. En otros casos, las múltiples consultas al médico por enfermedades pueden ser lo que llamen la atención. Otros datos pueden ser verlos muy pálidos por anemia, problemas para concentrarse o académicos”, explicó Bayona, conferencista y especialista en alimentación complementaria.

Además, subrayó que “una dieta balanceada en un niño además debe incluir carbohidratos (harinas), grasas y proteínas, que son los alimentos más importantes en la alimentación. También un adecuado aporte de hierro, que se obtiene con alimentos ricos en este. Suficientes frutas y verduras, para un adecuado aporte de vitaminas, fibras, azúcares sanos y proteínas no animales. Y no olvidar las leguminosas (granos) con un excelente aporte de proteína, vitaminas y minerales”.

Para Bayona, la pandemia del covid-19 ha afectado notablemente a los niños. “Es indudable. Aparte de lo tocado referente a su nutrición, la falta de actividad física y exposición solar también se convierten en factores que comprometen su salud. Sin actividad física existe mayor riesgo de sobrepeso y otras enfermedades. Sin exposición solar se limita la producción de vitamina D, fundamental para muchos procesos en el organismo. Y así como a los adultos, este aislamiento también afecta en los niños su salud mental. Ya he visto varios niños, incluso pequeños, con alteraciones en apetito, sueño y síntomas como dolor de cabeza. Es importante identificar estos cambios y resolverlos junto a ellos”, agregó.

Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena 7 28 marzo, 2024
Según cifras reveladas por la Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin- 2015), 1 de cada 10 niños padece de desnutrición crónica en el Huila.

Las cifras no son alentadoras

Según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional – Ensin 2015, (que se publica cada cinco años) el 24,7% de los niños y niñas menores de cinco años sufren anemia, una cifra preocupante que se eleva cuando se trata de niños entre los 6 a 11 meses, que es del 62,5%. También, las cifras son muy preocupantes cuando se valoran los niños menores de cinco años indígenas (34%) y afrodescendientes (33%).

Por su parte, en cuanto a la deficiencia en vitamina A, el 27,3% de los niños y niñas entre 1 y 4 años a nivel nacional tiene bajos niveles de esta. Por su parte, en el caso del Zinc, 36 de cada 100 niños y niñas presentó deficiencia, teniendo más alta incidencia en la zona rural (37,2%). Además, sólo 36 de cada 100 bebés que nacen en Colombia reciben de manera exclusiva y adecuada leche materna, la cual se convierte en el alimento fundamental para prevenir la desnutrición.

Frente a la desnutrición crónica, la Ensin señala que 1 de cada 9 niños menores de cinco años, es decir el 10,83%, la sufre en el país; por su parte, en el departamento del Huila el porcentaje es de 10,72% lo que apunta que 1 de cada 10 niños y niñas padecen esta enfermedad.

Una de las principales causas de la desnutrición es la diarrea que, según la Organización Mundial de la Salud – OMS, es la segunda mayor causa de muertes en niños menores de cinco años, produciendo los decesos de 525 mil niños mundialmente cada año. La diarrea, sobre todo cuando es aguda, evita que los menores asimilen los minerales y nutrientes necesarios para su óptimo desarrollo.

Según la OMS, “los niños que mueren por diarrea suelen padecer malnutrición subyacente, lo que les hace más vulnerables a las enfermedades diarreicas. A su vez, cada episodio de diarrea empeora su estado nutricional”, de esta manera para el organismo internacional, la diarrea es la segunda mayor causa de malnutrición en niños menores de cinco años.

En el departamento del Huila, según el boletín epidemiológico mensual emitido por la Secretaría de Salud Departamental, para diciembre del 2019 por cada mil niños menores de cinco años de edad, 104 sufrían diarrea aguda. En Neiva la cifra era mucho más alta: por cada mil menores de cinco años, 283 sufrían esta enfermedad.  Por su parte, en cuanto a la desnutrición aguda, en el departamento del Huila durante el mismo periodo, había 484 casos en menores de cinco años de edad, de los cuales, 183 se ubicaron en la capital. De los 484 casos a nivel departamental, “el 75%, corresponde a edad de un año y menores de un año, y a mayor edad menor número de casos, el grupo menos afectado son los de 3 y 4 años con 6% cada uno”, revela el informe de la cartera de salud del Huila, agregando que tres casos de muerte por desnutrición habían sido confirmados y cinco estaban en estudio.

Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena 8 28 marzo, 2024
En tiempos de pandemia asentamientos como Alto Mirador han recibido ayudas de diferentes fundaciones que se han encargado de donar alimentos a las familias.

La pandemia agrava la situación

En la cima de Lomas de San Pedro, uno de los predios en los que se ubican al menos 15 asentamientos de la zona oriental de la comuna Nueve de Neiva, vive Nory Cecilia Sánchez Díaz con su esposo y Santiago, su bebé de cinco meses de edad. Nory Cecilia aseguró que la pandemia ha complicado la situación económica en su hogar. “Antes de la pandemia mi marido trabajaba en construcción, en obra blanca, le iba muy bien. Pero ahorita en esta cuarentena él se ha tenido que ir para el campo a trabajar, acá se cerraron todas las empresas y pues usted sabe que en el campo se trabaja toda la semana por un poquito de plata, le pagan diario 25 mil pesos”, narró.

Nory Cecilia afirmó que es Santiago su mayor preocupación. “Como ya no hay plata, la leche del niño la he tenido que cambiar, le estábamos dando de la de fórmula, buena, que vale 39 mil pesos y ahorita pura Klim porque pues, usted sabe que es la más económica, de 12 mil pesos. Yo a él ya casi no lo amamanto, me baja muy poquita leche, entonces pues yo le complemento con la leche en polvo”. La madre de 27 años, resaltó que su hijo ha sufrido de diarrea estos meses de cuarentena. “Cuando le tuve que cambiar la leche, el niño se soltó del estómago”, apuntó.

La situación frente a la ausencia de la leche materna en la dieta de Santiago es preocupante, pues, como aseguró el pediatra Miguel Bayona, quien además es asesor en lactancia materna, es en el primer año en el que no puede faltar este alimento esencial. “Inicialmente lo que no debería faltar en la dieta de un niño es la lactancia materna. Los niños alimentados con leche materna, durante el primer año o más, tienen menor riesgo de presentar desnutrición”, señaló el médico.

Sin embargo y, pese a las dificultades, Nory Cecilia hace lo posible por alimentar a su bebé. “Yo a él le hago a veces juguitos de frutas en leche, solamente le estoy dando coladitas de galletas de leche y le estoy metiendo poco a poco calditos”. Aseguró además que lo más importante para ella es la alimentación de Santiago. “Al desayuno yo como un huevo con pan y chocolate, al almuerzo arroz, caldo, cuando se puede se compra pollo. Generalmente no ceno. Por ahí comemos carne o pollo tres veces a la semana, sino, se reemplaza por huevo que es lo más barato y de resto lentejas, arvejas, fríjoles y otros granos. Al principio fue complicado, yo me quedé sola con el niño durante dos meses, mi esposo me enviaba con un vecino para que le pudiera comprar las cosas sobre todo al niño. No importa si uno aguanta, lo importante es que al niño no le falte”.

Una de las madres comunitarias a cargo de hogares de bienestar familiar en los barrios de Neiva, que pidió que no se revelara su nombre, mostró su preocupación frente a la alimentación de los menores en medio de la pandemia, porque antes ella “cada tres meses se les hacía seguimiento a los niños y niñas por medio del peso y la talla, y a los que tenían dificultades un nutricionista del ICBF se reunía con los padres para hacerles una charla y se iniciaba un seguimiento desde la institución”, pero afirmó que ahora en medio del confinamiento se ha visto restringido su trabajo.

“Nosotras nos hemos limitado a hacerle llegar a los niños y niñas un complemento alimentario mensual que nos envían desde la institución y también sabemos que la nutricionista los está llamando constantemente para conversar con los padres y estar haciendo acompañamiento, pero lo del seguimiento al peso y talla no se pudo seguir haciendo por el confinamiento y, a pesar de que vivimos en el mismo barrio, nada nos asegura que el niño sí está recibiendo la alimentación adecuada”, finalizó.

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La joven Nory Cecilia Sánchez con su hijo Santiago de 5 meses de edad afuera de su vivienda que tiene un trapo rojo como símbolo de hambre en cuarentena. Fotos LA NACIÓN.

La desnutrición: “un problema social”

La seguridad alimentaria en la primera infancia depende directamente de la estabilidad económica de los padres de los menores, ya que son estos los encargados de proveer los alimentos, sin embargo, ante la pandemia por la covid-19 y la obligatoriedad de la cuarentena, ha quedado al descubierto la fragilidad de la economía en la capital huilense: el Dane informó que, para el periodo marzo-mayo, el índice de desempleo fue de 32,8% y, pese a los esfuerzos institucionales por atender las necesidades de la población en materia alimentaria, no se logra suplir la alta necesidad en la periferia.

Nory Cecilia, madre de Santiago, señaló que no ha recibido ningún apoyo en dinero o alimentos. “Hasta el momento no he recibido nada de parte de las ayudas del gobierno, ni del municipio. Yo creo que es porque la vez pasada que estaban censando yo me la pasaba donde la suegra y cuando pasaron por acá por la casa yo no estaba, entonces no alcancé a quedar en el censo, yo creo que es por eso que no he aparecido como beneficiaria de las ayudas de parte de la Alcaldía de Neiva, ni de lo del apoyo solidario”.

Para Lina María Rivas Dussán, secretaria de Salud de Neiva, la problemática de la desnutrición en la capital huilense, es también un problema social. “El tema es difícil, no podemos taparnos los ojos, se trata de ayudar de la mejor manera, pero entendemos que en una familia donde hay una persona con un proceso de desnutrición, hay una familia con un proceso económico complicado, con unas deficiencias alimentarias complejas y llevar la compensación nutricional a esa sola persona no nos está resolviendo el problema, aquí el problema resulta desde distintas ópticas, a veces ni siquiera es la falta de lo económico, sino la falta de atención materna y paterna o la falta de integración familiar. La desnutrición es un problema social”, aseguró la funcionaria.

Desde la Secretaría de Salud en el último año se ha desarrollado una articulación con las EPS y el ICBF con el fin de atender esta situación. “A través de los programas que manejamos, hacemos búsquedas activas de esta población que de alguna manera está sufriendo este flagelo, además le solicitamos a toda la red prestadora del municipio que reporte todos los casos de desnutrición que se vienen presentando, esos casos de desnutrición obviamente son comunicados a las EPS para que les hagan todo el proceso, recuerde que cuando hablamos de un proceso de desnutrición ya el tema más allá de alimentación debe tener otro tipo de complementos y seguimientos y obviamente evaluar qué la está causando”, señaló Rivas Dussán.

Una vez se detecta un caso de desnutrición o malnutrición, es reportado al ICBF. “Se viene recibiendo de manera franca un apoyo permanente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar con algunas minutas alimentarias que se le llevan hasta los lugares de sus viviendas, para que sean suministrados a las personas que están padeciendo desnutrición”, pero como lo indicó la secretaria de Salud, la desnutrición “es un proceso largo que además afecta no solo el estado físico, sino el estado anímico del niño que muy seguramente no está asistiendo a la escolaridad, porque si fuera así por lo menos tendría la compensación que allá se les da en los comedores escolares. A parte de todo, los procesos de desnutrición tienen unos componentes psicosociales que nosotros intervenimos a través de nuestros apoyos terapéuticos y se hace el enlace con bienestar familiar para el apoyo a través de ellos con las minutas requeridas de acuerdo al grado de desnutrición del infante”, finalizó la jefa de la cartera de Salud.

Una mano amiga en cuarentena

En Neiva, varias fundaciones apoyadas por el Banco Diocesano de Alimentos, dirigido por el padre Fernando Emilio Álvarez, suman esfuerzos para evitar que los niños pasen hambre en cuarentena.

Aunque desde hace cinco años se creó el programa de desayunos saludables, mejorando la nutrición de 175 niños y niñas menores de 5 años de tres fundaciones, (Padre Rafael García Herreros, Colombia Evoluciona y Vida y Paz) entregando durante 24 días al mes un desayuno que consta de leche, cereal y una porción de fruta, esta ayuda no ha parado y se ha intensificado en medio de la pandemia. También realizan la campaña ‘Alimenta Compartiendo’ donde gracias a las donaciones de diferentes empresas, pueden entregar leche y fruta a 102 niños de los sectores más vulnerables de la ciudad que hacen parte de dos fundaciones; Internacional Construir y Fundación de Desarrollo Social y Comunitario Vivir Mejor de la capital huilense.

“Nuestra tarea radica en iniciar un nuevo camino en la eliminación del hambre y más en estos tiempos donde las familias no tienen cómo alimentar a sus hijos. De esta manera hemos logrado impactar en fundaciones ayudando a familias vulnerables, que por diversos factores sociales y económicos no cuentan con una adecuada alimentación y la economía suficiente para comprar sus alimentos”, resaltó Álvarez.

Kay Dilett López, es psicóloga de la Universidad Surcolombiana y también se ha encargado de orientar todas las ayudas a las familias más afectadas por la pandemia a través de la fundación Semillas de Amor. “Queremos que los niños se alimenten, que tengan qué comer porque sus padres hoy no pueden darles la comida que ellos necesitan por todo lo que está pasando, por eso, hemos recogido en donaciones más de 300 mercados que se han entregado en las comunas más golpeadas en cuarentena. Hemos conocido historias de familias con niños que solo han recibido lo que nosotros les hemos podido llevar. La necesidad en la ciudad es muy grande y los niños son los que más están padeciendo en medio de esta crisis”, comentó.

Aunque se desarrollan esfuerzos, no son suficientes. La crisis que ha desatado la pandemia acentúa la dramática situación que viven miles de hogares en el Huila, señalando que es necesario brindar medidas eficaces que realmente le apunten al mejoramiento de la alimentación de los niños y niñas en cuarentena, sobre todo en la primera infancia y evitar así el aumento de las cifras de desnutrición crónica. No solo calmar el hambre es el reto, sino brindar los nutrientes que en el inicio de la vida son fundamentales para garantizar el crecimiento y desarrollo adecuado de los niños y niñas huilenses.

 

 

 

 

Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena 10 28 marzo, 2024
Distribución porcentual de la desnutrición aguda por edad en el Huila. Fuente: Boletín Epidemiológico Secretaría de Salud del Huila-periodo 13 (2019).
Desnutrición crónica: un flagelo que crece en cuarentena 11 28 marzo, 2024
Datos estadísticos sobre desnutrición crónica en el país según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin- 2015).