La Nación
"Después de la tormenta viene la calma" 1 23 abril, 2024
COLUMNISTAS

“Después de la tormenta viene la calma”

Jeremías 30:17 Te devolveré la salud y sanaré tus heridas —dice el Señor—, aunque te llamen desechada, es decir,  “Jerusalén, de quien nadie se interesa”»..    Las heridas más profundas que sufre el ser humano en su corazón han sido producidas por aquellas personas más cercanas. Las actitudes, las palabras fuertes, el temperamento incontrolado, pueden ser causantes de que el amor se llegue a enfriar, produciéndose un vacío en el corazón que puede llegar a ser ocupado por resentimientos y amarguras. El éxito del matrimonio depende de la manera en cómo cada uno de los cónyuges afronta las tormentas.

Después de la tormenta existe el duelo por la pérdida, pero en medio de eso podemos reconstruir nuestra vida y comenzar de cero, como hijos de Dios entendemos que todo obra para bien.

En este punto no hablo de una nueva pareja, hablo de quién eres y a quién te aferras después del cambio. Dice un dicho: “Después de la tormenta viene la calma”.

No es nada fácil reconstruir, pero en los brazos de Dios  estarás seguro, establecer una relación íntima con Dios es tu primer paso y el más importante. Lleva esos sentimientos y duelo que no entiendes a los pies de Jesús, todo podemos superar agarrados  de Dios .

Aunque estamos viviendo en la era de la comunicación, paradójicamente, el problema número uno en la mayoría de los hogares es la falta de una comunicación efectiva.

Tres elementos que no deben faltar en una buena comunicación son palabras que edifiquen, que motiven, y que consuelen. El tener control sobre nuestros impulsos evita que hablemos palabras hirientes y nos ayuda a hablar con sabiduría.  Hable, no grite, motive, no critique, dé gracias, no reniegue, alabe, no se queje.

Nuestras palabras tienen poder. En el libro de Proverbios leemos que la lengua puede traer vida o muerte. Cuando hablas bien de tu familia, Dios te honrará y fortalecerá tu relación. Sabemos que a veces no es lo más sencillo, pero queremos animarte a hablar bien de tu familia enfrente de ellos, y también a sus espaldas.

Quiero recordarte que ningún plan de Dios para ti se ha cancelado, sus promesas se cumplirán, y van a empezar a suceder tal vez en el lugar que menos lo esperabas.