La Nación
Dios, ni de derecha ni de izquierda 1 29 marzo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Dios, ni de derecha ni de izquierda

Alexander Molina Guzmán

 

Los trinos que lanza Margarita Rosa de Francisco generan todo tipo de reacciones porque invitan siempre al debate.

Hace poco trinó que “Dios es de derecha” y, como era de esperarse, obtuvo respaldo y al mismo tiempo duras críticas por su posición. Pero ella es así, provocadora, y eso está bien, es su estilo. Hace un tiempo dijo que “Jesucristo, el más mamerto de todos”. Entonces, en ese juego de roles pone al padre como derecha y al hijo como de izquierda…y ella se pone en el centro de la discusión. Y genera el inevitable alboroto en una sociedad que quiere que nadie toque a Dios, pero todo el mundo quiere manosear ¿Si lo notan?

La discusión se podría resolver de la siguiente manera: Dios, por la misma naturaleza como el hombre se lo imagina, no es de derecha ni es de izquierda. Dios no se ubica en sí mismo en algún lado. Lo que sucede es que está donde el hombre lo quiera poner de acuerdo con el interés que persiga él, el hombre. Dios no enfrenta a los hombres, es el hombre que quiere poner a Dios a favor de unos y en contra de otros. Si un par de boxeadores se persignan antes de una pelea, ¿podríamos pensar que Dios estuvo “a favor” del ganador? Si una persona se santigua pidiendo a Dios que lo proteja en la calle y es asesinado por un delincuente que se santiguó también para salir a robar, ¿podríamos pensar que Dios “favoreció” al delincuente? Si el partido político D dice que “gracias a Dios” obtuvo más votos que el partido I, ¿pensaríamos que Dios “metió la mano” por el uno en contra del otro?

¿No lo notan? La omnipresencia, que esté en todos los lugares al mismo tiempo, y la omnisciencia de Dios, que lo sepa todo, la pone en funcionamiento el mismo hombre. Es el hombre que se imagina que Dios está donde quiere que esté (omnipresencia), y que todo lo sepa y lo pueda (omnisciencia). Dios no juega a los dados. Es el hombre el que tira los dados para determinar que Dios está “con él”, pero lo que el hombre niega es que eso puede ser probable: puede que sí o puede que no, todo depende desde qué perspectiva, desde qué bando o desde qué interés se esté invocando. Dios está por encima del bien y del mal, es el hombre el que lo hace “pecar” al tratar de encasillarlo a la derecha o a la izquierda.