El profesor Franklin Calderón Vargas acusado de acto sexual abusivo con menor de 14 años agravado fue absuelto por la justicia. “Se evidencia que existe duda frente a los señalamientos realizados por las menores en contra del profesor…”, dijo la juez.
Rafael Rodríguez C.
“No se obtuvo conocimiento más allá de duda razonable sobre la existencia del delito y la responsabilidad del procesado en él…”, sentenció la juez al absolver al docente Franklin Calderón Vargas, acusado de haber supuestamente manoseado a una menor, de 9 años de edad, en el aula de clase en Neiva.
La decisión fue adoptada por la Juez Primera Penal del Circuito de Neiva con Funciones de Conocimiento al analizar las pruebas testimoniales de la Fiscalía 13 Seccional y el abogado defensor Luis Alberto Ossa Montaño.
El fiscal acusó al docente de haber hecho tocamientos indebidos a una de sus alumnas de la clase de informática que dictaba en la institución educativa Utrahuilca desde el mes de marzo de 2014 al mes de febrero de 2015.
Señaló el ente acusador que el profesor sentaba en sus piernas a la menor, con la mano simulaba el juego de la arañita para alzarle la falda y tocarle sus partes íntimas, “también la abrazaba y le sobaba los glúteos con su mano como si estuviera planchando; situación que se presentó en varias oportunidades”.
La menor contó sobre los presuntos manoseos a una compañera, que le comentó a la coordinadora del colegio, y luego se lo contó a su mamá quien procedió a interponer la denuncia.
La testigo se retractó
El abogado Ossa Montaño manifestó que la menor a quien la víctima le contó el presunto abuso, se retractó de los señalamientos que también hizo contra el docente Calderón Vargas, además de las contradicciones presentadas por la misma víctima en su declaración.
Sostuvo que el profesor nombró a la niña presuntamente afectada en el año 2014, como monitora de su clase de informática, pero para el año 2015, por solicitud de otros compañeros del salón que también pidieron ser monitores, se dio por terminada la monitoria de niña e iniciaron los rumores por su parte.
“Se llevó a cabo una reunión en la que se evidenció que la presunta víctima había instigado a las otras niñas para que dijeran que el profesor Franklin las había tocado, como represalia por haberle quitarle la monitoria”, dijo el abogado Ossa Montaña.
Recordó que la menor testigo en reunión declaró delante de todos los acudientes “excepto el profesor Franklin; que los hechos no existieron, manifestación que fue corroborada por su progenitor”.
Existe duda
La menor víctima en declaración en el juicio oral manifestó que los tocamientos del docente sucedieron en varias oportunidades, en la sala de informática, en horas de clase. “Yo estaba de monitora y el profesor me cogía duro la cintura y me sentaba en las piernas de él y me hacía como la arañita y me iba subiendo la falda y pues me tocaba rápido la parte íntima”.
Sin embargo la juez manifestó que resulta extraño que pese a que los tocamientos fueron en el salón, durante el desarrollo de las clases de informática, la Fiscalía “no haya traído un solo testigo que permitiera corroborar la versión de la menor, para dar mayor respaldo a su teoría del caso, máxime que de antemano conocía acerca de la retractación de la menor, quien fue llamada a juicio como testigo de la defensa”.
Agregó la togada que existe duda frente a los señalamientos realizados por las menores en contra del profesor Calderón Vargas acerca de los presuntos tocamientos que este les realizó. “Al unísono manifestaron que una vez se enteraron de los hechos llevaron a cabo dentro de la institución diferentes reuniones en las cuales, una de las menores implicadas, constató que lo referido por ellas no era cierto, razón por la que no es posible dotar de plena credibilidad la manifestación que la menor víctima hizo sobre el particular”.
Indicó que las menores testigos señalaron que fueron dos los lugares donde sucedían los actos abusivos; sin embargo, en su declaración la menor víctima hizo alusión a solo al salón de clase, “lo que le resta credibilidad a su dicho…”.
Sostuvo demás la juez que causa extrañeza que la perito de Medicina Legal después de diagnosticar alteraciones psicológicas por parte de la menor posterior a los hechos “dijera que aquella quisiera volver al colegio pero que su mamá no la dejó, lo que pone en entredicho su versión, pues lo normal sería que si la niña presentó resistencia a volver al colegio por los presuntos actos abusivos a los que fue sometida por parte del profesor Franklin, continuara con ese tipo de comportamiento”.
Señaló la operadora judicial que el valor suasorio que la Fiscalía pretende se otorgue a la prueba de cargo “resulta notoriamente insuficiente para configurar el punible materia de acusación…se impone la aplicación del principio del in dubio pro reo…”.