Por: Piero Emmanuel Silva Arce
La semana pasada, en el marco de la Agenda Cultural de la Universidad Surcolombiana, la conferencista Violetta Vega compartió una conferencia titulada: Pedagogías de la complejidad y educaciones regenerativas; en esta se planteó la necesidad de darle un giro al modelo educativo de manera que sea acorde con las necesidades del mundo contemporáneo y con la complejidad de los fenómenos. Todavía permanecemos en un encuadre cartesiano donde se concibe la enseñanza como un proceso lineal y acumulativo.
Los currículos de las instituciones educativas se siguen concibiendo de manera esquemática y rígida. Los planes de estudio siguen encasillados en las disciplinas, fraccionando la realidad y, con ello, recortando la comprensión de los fenómenos. De acuerdo con Violetta, el mundo está interrelacionado y por ello es necesaria la estructuración de ecosistemas educativos donde se encuentren múltiples perspectivas del conocimiento en torno a los diferentes fenómenos. Ya a principios del siglo XIX el gran naturalista alemán Alexander von Humboldt descubría que las afectaciones al agua en la laguna de Valencia en Venezuela eran fruto del modelo agrícola impuesto durante la colonización; en la comprensión de esa realidad había algo que está presente en casi todos los currículos, pero que casi nunca se cumple: la interdisciplinariedad, el entrecruzamiento constante de conocimientos de la historia, de la economía, de la agricultura, de los ciclos del agua, de la cultura, de la política, entre otros.
Frente a un modelo de educación plegado a las lógicas del mercado, donde se consume sin tener en cuenta las consecuencias negativas para la vida en el planeta, el funcionamiento de la naturaleza se muestra como ejemplo para hacer de la educación un sistema que cuide la vida, sin agotarla rápidamente en las vertiginosas carreras por la acumulación de capitales de todo tipo (económico, intelectual, político, social, cultural).
En un planeta tan deteriorado las acciones deben trascender la idea del conservacionismo y la sostenibilidad ambiental. Es urgente que los esfuerzos se encaminen hacia la regeneración de la naturaleza que ha sucumbido por el avance de las civilizaciones. Aquí se entiende por naturaleza todo aquello que es vida y que se ha ido marchitando paulatinamente. En este sentido, las instituciones de educación superior están en deuda de llevar a cabo procesos de creación de conocimiento que respondan a las realidades concretas desde los diferentes acumulados disciplinares. La idea de ecosistemas educativos nos invita a promover el diálogo en torno a un proceso de construcción de comunidad académica sólida en función de la regeneración de la vida en el planeta.