La Nación
EDITORIAL

Editorial – Fútbol, negocio privado

El Atlético Huila ya no es una corporación deportiva sin ánimo de lucro. Es una sociedad anónima, es decir de capital estrictamente privado El Atlético Huila ya no es una corporación deportiva sin ánimo de lucro. Es una sociedad anónima, es decir de capital estrictamente privado, cuyas utilidades y demás rendimientos sólo benefician a sus dueños. Su estructura hoy es similar a la de cualquier empresa comercial con  particularidades que la Ley 1445 le señala en cuanto su objeto se relaciona con deportistas profesionales. Por eso los inconvenientes que ha tenido en esta fase para concretar los ‘patrocinios’. Una cosa es el aspecto puramente emocional del fútbol, de la pasión de sus hinchas, de su entorno recreativo y competitivo, y otra muy distinta el negocio como tal, los movimientos de dinero por transferencias, taquillas, derechos de televisión y publicidad, entre otros. En esa línea bien valdría evaluar, con cifras concretas, lo que han significado los ‘aportes’ para la supervivencia del equipo huilense desde cuando ascendió a la Liga A profesional en 1992. Muchos ceros a la derecha han pasado por las arcas del que antes era club, esto es corporación sin ánimo de lucro, hasta ahora que se ha convertido en sociedad anónima. Y ello sin considerar que aún siendo club su manejo fue puramente privado, sin cuentas públicas. Cualquier recurso que se destine de la caja oficial debe tener, en teoría, una clara relación costo – beneficio para la comunidad. Ese análisis es necesario en momentos en que, de nuevo, los dueños del Atlético Huila acuden presurosos a requerir plata del presupuesto y, sin ruborizarse, exigen que la suma sea la que ellos necesitan, hablando de $1.500 millones para este año. ¿Qué ofrecen los empresarios deportivos en contraprestación con las cifras solicitadas? ¿Cuántos empleos formales se generarían a cambio? ¿Qué beneficios reales tendría la región por esa suma? Pero además, ¿cómo apoyar en igual medida a otras disciplinas deportivas, de mayor calado, en un propósito de masificación del deporte?. En el Huila no todo es fútbol. El premio Mingo Pinzón, demostró el talento y el potencial de los otros deportes. Y si tales cuestionamientos son pertinentes, mucho más lo es el hecho de que, con toda ligereza, se discuten sumas tan altas en momentos en que numerosos programas y proyectos sociales de la región serán recortados o eliminados como consecuencia de la reducción de las regalías. No parecería, salvo mejor opinión, que haya espacio fiscal o financiero para continuar girando plata a un negocio que hoy, más que nunca, es de índole privado; y téngase en cuenta, además, que la Ley 1445 ordena capitalizar a estas sociedades anónimas deportivas mediante emisión pública de acciones en aras de democratizarlas. Y eso está pendiente. Destacado “Pero además, ¿cómo apoyar en igual medida a otras disciplinas deportivas, de mayor calado, en un propósito de masificación del deporte?. En el Huila no todo es fútbol”.