Editorial – Retroceso cafetero

Si bien el paro cafetero que se prolongó durante once días logró conjurarse, al definirse un nuevo esquema de subsidios, los temas de fondo esbozados como banderas quedaron sin resolverse. Si bien el paro cafetero que se prolongó durante once días logró conjurarse, al definirse un nuevo esquema de subsidios,  los temas de fondo esbozados como banderas quedaron sin resolverse. El acuerdo permitirá por ahora blindar el precio interno y garantizar que las ayudas las reciba directamente el productor, sin necesidad de tener cédula cafetera, como venía ocurriendo. Sin embargo, los altos costos de los insumos, la no importación de café y la reestructuración de la Federación de Cafeteros siguen en la mesa de negociaciones. Pero, además, la otra cara de una crisis que va más allá de la baja rentabilidad. La caída dramática de la productividad, la lenta implementación de las nuevas tecnologías para adoptar variedades resistentes, la crisis del extensionismo y los altos costos de producción, la baja fertilización y la asistencia técnica, son signos de la crisis que no se debatieron. Pero, además, el envejecimiento de los productores y de los cultivos y, ante todo, el progresivo empobrecimiento de los cafeteros, muestran que la crisis es estructural. El cafetal promedio se redujo, en las 550 mil familias, de 3,5 hectáreas a 1,5 hectáreas. El 95% de los cafetales tiene menos de cinco hectáreas; el 88% de los cafetales, menos de tres hectáreas; el 60% de los cafetales, tienen menos de 20 hectáreas. El 31% de las familias cafeteras no cuenta con energía eléctrica, el 63% carece de acueducto, el 94% está sin alcantarillado. Las Necesidades Básicas Insatisfechas llegan al 60%, pobreza del 31% y miseria del 28%, hacinamiento crítico de 15%. La progresiva pérdida en la participación de la caficultura dentro en la economía colombiana está ligada al estancamiento en la productividad y la caída de la rentabilidad, según un reciente estudio del Banco de la República. Entre 1990 y 2011 la participación de Colombia en la producción mundial cayó del 13,72% al 6,25%, mientras que Brasil brincó del 26,82% al 39,96% y Vietnam pasó del 1,02% al 13,74%. La institucionalidad cafetera compuesta por 364 comités municipales y 15 comités departamentales no está en sintonía con los productores directos, como quedó demostrado durante la protesta. De alguna manera, las profundas diferencias entre los productores y la institucionalidad terminaron agravando la protesta. Las fórmulas para aumentar los alivios, concertadas entre el Gobierno y el Comité Nacional de Cafeteros, fueron rechazadas por considerar que no representa a los cultivadores de base. El modelo cafetero establecido entre la Federación Nacional de Cafeteros y el gobierno hizo crisis, lo cual demanda ajustes significativos, acorde a las nuevas realidades. El nuevo mapa cafetero le da hoy el liderazgo a otras regiones como el Huila, Cauca y Nariño, regiones además afectadas por el conflicto armado. La constituyente cafetera, anunciada por el presidente Santos, puede ser una fórmula para comenzar a replantear el nuevo modelo. Lo claro es que el paro cafetero, más allá de los pequeños alivios alcanzados, demostró que el país debe prepararse para cambiar el modelo.