La exploración petrolera en el Páramo de Miraflores, uno de los más ricos ecosistemas del país, quedó descartada por los graves efectos ambientales y sociales que podría generar. La exploración petrolera en el Páramo de Miraflores, uno de los más ricos ecosistemas del país, quedó descartada por los graves efectos ambientales y sociales que podría generar. La decisión adoptada por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, divulgada el viernes por LA NACIÓN, excluyó este rico patrimonio ecológico de los bloques de exploración autorizados a la empresa Emerald Energy. En estas condiciones, la multinacional sólo podrá realizar sus actividades en las áreas autorizadas y de acuerdo con la zonificación contenida en la licencia y sometida al plan de manejo ambiental en una zona que abarca las cabeceras de cinco zonas hidrográficas de las áreas del Magdalena-Cauca y Amazonas. La movilización ciudadana y la oportuna intervención de los congresistas en este caso, lograron detener la expansión exploratoria hasta las zonas protegidas. Las autoridades ambientales tienen la responsabilidad de aplicar las restricciones para este tipo de actividad minera en ecosistemas de gran valor como el Cerro Miraflores y ser exigentes en la prevención y mitigación de los impactos sociales y ecológicos que generen. La medida, aunque significativa, es insuficiente. El parque natural regional, considerado como uno de los últimos bancos de germoplasma vírgenes del mundo merece, a juicio de la CAM, un tratamiento equitativo frente a otras áreas protegidas del país, excluidas de cualquier prospección petrolera o de minería a gran escala. Aunque el cuestionado Código Minero, cuya vigencia está en duda, los declaró como “zonas excluibles de la minería”, los páramos no se encuentran catalogados como áreas de manejo especial, como lo ha venido reclamando la CAM. Y menos como áreas de protección prioritaria, como lo han demandado las comunidades. El otro paso es declararlo parque nacional, por su connotación natural, como zona de recarga de acuíferos por su inmensa biodiversidad, como patrimonio ecológico y zona de interés de la humanidad. El país cuenta con 34 páramos delimitados, que representan el 1.6% del territorio. Sin embargo, más de la mitad de páramos del país, incluido el Cerro Miraflores, se encuentra por fuera de la jurisdicción de un Parque Nacional Natural. Esta categoría los blindaría definitivamente de ser sustraídas para algún uso productivo. Esa sería la principal conquista. Los distritos de páramo con mayor área por fuera de los parques nacionales, son los más vulnerables. Y no sólo por la intervención de la minería a gran escala. También por la inadecuada intervención antrópica, la expansión de la ganadería, los cultivos ilícitos, la tala y el indiscriminación aprovechamiento de flora y fauna. Mientras persista la demanda internacional por productos de la minería y el crecimiento económico del país dependa de la extracción de recursos naturales no renovables, los ecosistemas de interés estratégico como los páramos, seguirán en alto riesgo. “La movilización ciudadana y la oportuna intervención de los congresistas en este caso, lograron detener la expansión exploratoria hasta las zonas protegidas”. El paro cafetero previsto para mañana reclamando soluciones definitivas a la crisis de precios es legítimo como expresión ciudadana. La protesta no debe convertirse en factor de perturbación. Y menos en tribuna con intereses políticos.