Los artefactos explosivos improvisados fueron localizados al lado de un camino por donde transitan pobladores, entre ellos niños, niñas y adolescentes, muy cerca de una construcción antigua donde funcionó una casa de reposo para ancianos que fue edificada por la Alcaldía Municipal.
Tres de las trampas mortales tenían un sistema de ignición, que serían activados al pisar el artefacto, cargado con un material explosivo que no fue identificado. Otro de los artefactos podía ser activado por presión. Tras el hecho, los uniformados evitaron que ciudadanos inocentes cayeran víctimas del accionar delincuencial del reducto guerrillero.