La Nación
COLUMNISTAS

El amor no se mendiga. Por Froilán Casas Ortiz*

El amor ofrece. Hay gente que tiene muy baja autoestima y se vende por cualquier dádiva o lisonja. Me refiero a la afectividad humana. Esta parte de nuestra sique es la más difícil de manejar; esto, en todas las personas. Hay personas que son muy seguras en muchos aspectos de su personalidad, pero en los afectos son plastilinas –continuos altibajos-. Son gelatinas, se acomodan al recipiente que las contienen; son de todos y al final, son de nadie. Por complacer a todo el mundo, terminan siendo rechazados por todos. Enamórese, eso está bien. Esto es propio del ser humano, es normal. Pero en el enamoramiento, emplee el cerebro y el corazón. Casi más la razón que el sentimiento. Si usted es sensible, quiere decir que es muy humano. Pero si se queda en lo meramente sensible, quiere decir que usted es muy animal. El animal “actúa” sólo por su apetito sensible. No olvide que usted es racional, utilice el cerebro en la toma de decisiones. Es preferible llorar una semana, un mes y no llorar toda la vida. En los afectos analice con la inteligencia que Dios le ha dado, sea objetivo. Si no le conviene esa persona, rechácela, tenga personalidad. No absolutice a nadie, sólo Dios es necesario. Todas las personas somos pasajeras. Dios no lo ha hecho basura, valórese. Usted tiene dignidad, no se deje maltratar. Hay personas que en los afectos se vuelven masoquistas y muy fácilmente encuentra sádicos que, de alguna manera, les dan “gusto”. Dios no nos creó para ser esclavos. No permita que pisen su dignidad. Obviamente el perdón es nobleza y hace crecer a la persona. Pero a su vez, el perdón exige un cambio de conducta. Todo tiene límite. No se deje estropear. No se deje “comprar” por una joya; usted vale más que todas las joyas, así sean de diamante. Sea Quijote para conquistar, pero sea Sancho para decidir. No idolatre al otro, pues él al sentirse dios, se vuelve demonio. El otro también necesita de usted. No se infravalore por la belleza física o por la edad. La belleza física debe estar adornada por la sencillez. Hay personas que son tan altivas por su belleza, pero son asquerosas en su relación con los demás. El mayor adorno de una persona es la sencillez. Hay personas “feas” pero con un porte exquisito que atrae. Sea atractivo por su estilo de vida, no por sus excentricidades. El exhibicionismo en el vestir, en el hablar y en general en la presentación general, denota inmadurez, inseguridad y pobreza intelectual. Sea grande por su porte y su calidad humana. El mundo sería otro, si hubiese más gente de calidad. Tome decisiones y a tiempo. Recuerde que el pasado no tiene arreglo. El futuro será distinto si toma decisiones hoy. Toda elección implica una renuncia. Usted no puede abarcarlo todo. Deje algo para los demás. No engañe sentimientos, que a todos los “juanes”, mañana les llegará su cuenta de cobro. No lamente sus errores, esos ya pasaron; que ellos le sirvan para no volverlos a cometer. Mire hacia adelante aprendiendo del pasado. Los errores de los demás, también son una escuela de aprendizaje. *Obispo de Neiva