Francisco José García Lara
“Iván el cínico” se quitó el disfraz y nos mostró su verdadera cara, la de dictador.
De nada sirvieron las masivas manifestaciones en contra de su reforma tributaria, con desdén despreció los clamores de las diferentes fuerzas sociales y políticas pidiéndole que la retirara del Congreso, lo cual finalmente a regañadientes hizo. No obstante, en lugar de reflexionar sobre lo que estaba pasando y asumir su responsabilidad en los hechos, decidió continuar sordo y ciego a las solicitudes de sus gobernados y ordenó sacar al ejército a las calles, amparándose en normas que denominan tal acción con el eufemismo de “asistencia militar”.
Para justificar tal despropósito, han hecho un denodado trabajo con los medios de comunicación y las redes sociales para mostrarle al país que las marchas únicamente han sido caos y vandalismo, de tal modo que los colombianos entremos en pánico y aprobemos la intervención militar, sin tener en cuenta que las manifestaciones pacíficas fueron muchas más.
El mandatario cada día se parece más a los dictadores que padecieron hace algunos años los países del cono sur y a quien dirige el régimen totalitario de Venezuela, porque como buen autócrata no podía recurrir a ninguna otra cosa diferente a la represión, desechando ideas y propuestas que desde los diferentes espectros ideológicos le hicieron.
Para completar el panorama, los tales huevitos han quedado destrozados, no hay seguridad, los avances sociales desaparecieron, y como consecuencia de los dos anteriores, la confianza inversionista se está desmoronando, dejándonos en evidencia que no solo nos hemos equivocado al elegir y respaldar durante las dos últimas décadas al mismo personaje, sino también a sus ideas sobre un país creciendo por cuenta de excepciones y beneficios para los más ricos.
No sería nada raro que ahora pretendan aparecer como redentores quienes desde hace 20 años han gobernado el país, habrá que recordarles a los colombianos, en especial a los seguidores del partido de gobierno que de democrático no le queda sino el nombre, que los hechos de la última semana son la consecuencia de sus políticas económicas y sociales, que han convertido al gobierno en un enemigo peor que cualquier grupo subversivo y que el propio virus que nos sigue asolando.
Aún desconocemos las consecuencias de la medida de sacar el ejército a las calles, pero no hay duda que es y será funesto para la democracia, de ahí a un autogolpe solo hay unos pocos pasos, que estos cínicos que nos gobiernan no dudaran en dar para mantener el poder y defender sus intereses.
garcia.francisco@javeriana.edu.co