Jorge Guebely
Ojalá la iniciativa del senador Robledo de alcanzar un acuerdo nacional a través de su candidatura presidencial tenga la grandeza de formular un Estado con sentido social; no una fórmula electorera para no rebajarse al electorerismo crónico. Uno anti-neoliberal, auténtico modelo neo-conservador, que tanto sufrimiento aporta a los excluidos y tanto bienestar a las elites. Un Estado capaz de proteger a la mayoría débil de la minoría fuerte que es voraz y privilegiada como lo pensaba TonyJudt. Un modelo donde quepan todos: pequeños, medianos y grandes empresarios, a condición de que sus empresas se interesen por el ser humano, no por la acumulación avara de los dividendos.
Propuesta que vendría bien por el momento en que la ciudadanía está en las calles. Protesta porque los políticos tradicionales, de derecha e izquierda –si es que eso existe todavía- han sido desbordados por la incompetencia social. No soporta más las iniquidades de un sistema agotado, mezquino e infame. Son otros los Estados que exige el siglo xxi y otras las conciencias para construirlos.
Uno donde la democracia tenga sentido social. Donde el corrupto sea declarado peligroso delincuente y sus condenas sean mayores por robar al Estado y sea recluido en celdas al lado de los maleantes más peligrosos del país. Donde la empresa privada pueda convivir con la pública, pero con sentido social para que los colombianos puedan disfrutar el derecho natural a vivir. Donde el sistema de impuesto sea progresivo para que los más acaudalados sufraguen el funcionamiento del Estado. Donde los campesinos ricos paguen, según el mismo sistema de impuesto progresivo, mayores impuestos por el placer de poseer tierras improductivas; goce que genera tanta pobreza, tanta desigualdad y tanto atraso histórico. Donde los servicios sociales –salud, educación, empleo, pensión…- sean reales; no una farsa, un cascarón para las estadísticas, una tortura para el ciudadano.
Sería un Estado donde las contradicciones no sean entre derecha o izquierda, pobres o ricos, liberales o conservadores. Simplemente un modelo al servicio del ciudadano, que le proporciones crecimiento material y humano para que viva en el respeto a los demás y a sí mismo. Un Estado compuesto por ciudadanos de conciencia distinta y superior a la actual. Objetivo difícil de lograr y de largo alcance, exige mucha educación. Pero alguien tenía que retomar la iniciativa y ese alguien podría ser Jorge Robledo. Ojalá otros dirigentes, políticos y empresariales, de igual envergadura humana, se unan a este clamor nacional. Ojalá no se dejen superar por los pasos de la Historia