El control fiscal como espectáculo

 

Germán Palomo García

La comentada visita del Señor Contralor General de la República, en aplicación de una nueva modalidad de control que se parece más al viejo y erradicado control previo pero con una nueva denominación, dejó al descubierto varias preocupantes situaciones. La más notoria se refiere a la función de las contralorías territoriales. A manera de ejemplo, el estadio Plazas Alcid queda en Neiva, capital del Huila y ambos entes tienen contralorías. Pero debe venir el contralor nacional a inspeccionar el estadio e informar, acompañado de un amplio grupo de camarógrafos, locutores, representantes de medios, funcionarios (el Alcalde de Neiva en cabeza que nada ha hecho por el estadio, ¿Ahora sí?), que la obra se va a terminar y que ya el propio contralor “ha recuperado varios millones, la alcaldía tiene otro tanto y está pendiente del aporte del departamento”. ¿Lo logró el? No.

Las aseguradoras tuvieron que pagar por las pólizas expedidas y vigentes, no por la gestión del Dr. Córdoba. Hace tiempo, desde la época del alcalde Lara Sánchez se sabía que la alcaldía tenía recursos para la obra pero que no se podían transferir porque al propio Lara Sánchez lo vincularon a la investigación precisamente por aportar recursos a una obra ya en crisis y con graves problemas de corrupción. Entiendo que la Contraloría General de la República todavía tiene seccional en Neiva para el Huila y la participación de esta entidad se debe a los recursos del gobierno nacional aplicados a la obra y a que también están involucradas las regalías que administrativamente son manejadas por Planeación Nacional (otro absurdo porque no son labores de planeación).

Pero, ¿no sería viable el control fiscal mediante un convenio interadministrativo entre las Contralorías para actuar sin el contralor espectáculo con cámara y micrófono incorporados? El Dr. Córdoba comenzó su gestión en San Andrés acompañado del Fiscal General de la Nación con familia y todo porque es padre primero que fiscal, según sus propias palabras. Si este es el criterio actual, ¿para qué las contralorías seccionales en un país altamente dependiente del Sistema General de Transferencias si la Contraloría Nacional tiene el manejo fiscal? En una situación de crisis por la pandemia que no se acaba y que nos acompañará por lo menos seis años según la política de reactivación del propio gobierno Duque, ¿no es mejor ahorrar los escasos recursos y destinarlos prioritariamente a superar los impactos negativos de la pandemia?

El estadio seguirá como lo vio el contralor, sin duda, por mucho rato porque el control fiscal como espectáculo no es la solución.¡Hay que agradecerle al contralor Córdoba que no invitó al fiscal y a sus hijas! ¿Será porque el Huila no es San Andrés?

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