José Joaquín Cuervo Polanía
A propósito de la consulta estamentaria que elegirá rector para la Universidad Surcolombiana el jueves próximo y en medio de las incertidumbres propias del limbo al que nos ha acostumbrado el alma mater, se podría pensar en que ese evento democrático fuera el bálsamo refrescante que vuelva las cosas a su cauce natural, el de la academia, el de la ciencia, el de la sana convivencia. Que nos aprestara a contemplar la necesidad de superar dentro de la universidad: los intereses acendrados y personalistas; las diferencias intestinas que se ahondan: las argucias y leguleyadas para nulitar las elecciones; adoptar una posición ética en donde los funcionarios reconozcan que el único y legitimo interés es la comunidad académica. Una actitud desinteresada y sin conflictos. La Universidad debe repensarse desde la calidad del producto humano que quiere conseguir en sus perfiles: Administradores de la educación probos y honestos, Docentes que vuelven al sentido ético y original de su quehacer. Una universidad Unida en propósitos sanos; en donde cada concurso docente, cada post grado ofrecido, cada rubro presupuestal, cada contrato, cada programa y cada proyecto no puede seguir siendo una parcela de propiedad de funcionarios, de directivos, de docentes o de intenciones políticas.
Debemos zafarnos del círculo vicioso que tiene en sus frutos secos una universidad sin impacto; sin plan de formación idóneo para sus profesores, sin incidir en los índices de competitividad que necesita seguir mejorando el Departamento del Huila y el sur Colombiano. Recuperar el alma, con una proyección social influyente y de máxima universal. Donde la ética se redimensione no como una clase de salón o como un simple componente curricular o una competencia fría; uno o dos créditos que se deben superar.
El rector elegido tendrá que pensar en la forma de superar un estado crítico de cosas: Corrupción, cosificación, individualidad, egoísmo, acción sin recuperar una ética primigenia. Debe pensar propositivamente: Cómo la Usco debe contribuir a construir una sociedad más incluyente y participativa; cómo puede propender para aliviar la pobreza, cómo combatir la injusticia y la nefasta corrupción; cómo evitar la apatía y la indiferencia. Cómo asumir colectivamente mayores prácticas deliberativas y conciliadoras.
La Universidad merece una intervención moral estamentaria, merece transparencia y un trato acorde como el que se debe dar a quien por ser más sabio se supone que debe ser más ético. Estudiantes, docentes, administrativos de la Universidad Surcolombiana deberían en estas épocas de crisis proponer una especie de constituyente en que todos nos comprometamos a superar el complejo de Orestes reinante: muchos de los que succionan las tetas de la madre, se aprovechan de ella y contrario al complejo de Edipo, solo la quieren matar.
Mejor dicho, la exigencia del principal imperativo categórico de todos los Huilenses: que la Universidad obre de tal manera que sea ejemplo en su misión y propósito. Que los agentes vivos de la Usco al interior de la Universidad entiendan que su propósito debe desligarse de cualquier otro interés que no sean los altos intereses del alma mater: Una educación de calidad, una investigación en contexto y comprometida, una proyección social impactante que incida positivamente en el mejoramiento de los problemas que nos atañen, una formación docente y estudiantil ética, pertinente y responsable. Una convivencia que vea en todas las personas que integran a la comunidad académica y a todos los huilenses siempre como un fin y nunca como un medio.