Hay que pasar la página de las derrotas deportivas. Claro que sí. Vendrán otras oportunidades para que la Selección Colombia gane algo importante. Pero en la pasada final de la Copa América a Colombia le metieron dos goles dolorosos. El que nos metió Argentina y que le bastó para ganar el título, y el que nos metieron muchos colombianos por el mal comportamiento que tuvieron en el estadio donde se jugó la final. Y nada justifica lo que hicieron, pues no sólo se colaron por los ductos del aire para entrar, también falsificaron boletas, agredieron a guardias y se prestaron hasta para robar a otros.
Nada justifica lo que pasó. Porque hay gente tratando de justificar lo que pasó: que falló la organización, pero eso no justifica los hechos; que también se colaron argentinos, venezolanos…, pero tampoco justificaba que lo hicieran los colombianos. Nada, nada justifica lo que hicieron.
Y para rematar, Ramón Jesurún, presidente de la federación colombiana de fútbol, agredió, junto con su hijo, a un oficial de seguridad porque no le dejaron pasar con el personal que él quería; con personas que no estaban autorizadas. Pues allá no le valieron el “usted no sabe quién soy yo”, lo llevaron esposado con el uniforme naranja ante un juez, como cualquier infractor, y tuvo que pagar fianza para salir y evitar un carcelazo. ¿Se imaginan si eso lo hubiera hecho un funcionario del gobierno de Petro? ¡Pues toda la prensa lo hubiera despellejado y le habían pedido la renuncia! Pero, no. A Jesurún lo han tratado suavecito. La prensa no le dio importancia a eso, no hubo ningún editorial serio que pidiera su renuncia. Nada de nada. ¿Saben por qué? Porque los contratos que tiene la prensa radial, televisiva y escrita con la Federación Colombiana de Fútbol, donde Jesurún ejerce como rey, es jugosa. Por si fuera poco el descaro, la Dimayor saca un comunicado en respaldo a Ramón Jesurún (https://dimayor.com.co/2024/07/la-dimayor-se-solidariza-con-ramon-jesurun-franco-por-los-hechos-ocurridos-en-la-final-de-la-conmebol-copa-america-2024/).
Miren qué hipocresía. Todos los 36 clubes que están afiliados a la Dimayor han rechazado la violencia en los estadios de Colombia. ¡Aplausos! Pero con su comunicado estuvieron de acuerdo con el acto de violencia que protagonizó Ramón Jesurún en el estadio de Miami. No son coherentes ni con el mismo Código de Ética de la Dimayor. Incluso, recordemos que este personaje está presuntamente implicado en el caso de “la reventa de boletas para la Eliminatoria Rusia 2018”. Y nada ha pasado. Al parecer, este personaje puede hacer lo que quiera y nada pasa. Nada raro, pues en este país la violencia se convirtió en “deporte nacional”.
