El sistema de educación actual vende a la democracia como el sistema de gobierno en el que el poder reside en el pueblo, nos dicen que es el sistema de administración ideal y, que, con su debido funcionamiento, nos conllevará a la paz, justicia y equidad.
Hoy, con lo que está sucediendo en diferentes países del mundo, con punto central en Estados Unidos, nos podemos dar cuenta que la historia suena mucho mejor en papel, escrituras y sociedades en nacimiento que en la realidad. El cuentico de que el poder está en el pueblo queda muy en veremos cuando o el pueblo en realidad no es tomado en cuenta si no coaccionado o, cuando el pueblo no tiene acceso a la educación, la ciudadanía legalizada y el acceso a los bienes y servicios necesarios para tener la capacidad de “libre elección” de un gobierno que les represente.
Hace unos días subió Trump por segunda vez al poder y, cumpliendo con su palabra, en sus primeros días de régimen anuló 78 órdenes ejecutivas implementadas por la administración Biden, firmó 27 órdenes ejecutivas, 12 memorandos y 4 proclamaciones además de emitir amplios indultos y conmutaciones. Cada una de esas órdenes habla de su orientación política, ejercicio de poder narciso y deseos, mucho más que aplicar lo que el pueblo necesita y desea.
¿Es esto la democracia?
Esto no es solo visible con la presidencia del presentador de televisión, si no con la mayoría de gobernantes: luchan por ganar el poder, se desquitan de la “terrible” administración anterior, imponen sus medidas, sacan pecho y se enriquecen. Claro, en nombre del pueblo.
Cuando la población no está en condiciones pertinentes, el ejercicio del poder queda en manos de quienes más lo desean pero que menos tienen la capacidad de ejercer. Como ciudadanos entonces ponemos todas nuestras esperanzas en que venga un salvador y, se encargue de todos nuestros problemas y dolencias.
Luego vamos de cabeza en cabeza, saltando de un lado a otro, compitiendo entre nosotros, discutiendo con quienes están en desacuerdo y, continuando en un bucle insensato y, que, nada tiene que ver con paz o gobierno sano.
¿Puede ver lo que nos ocurre? El mundo socio político está en crisis y tenemos todo que ver en ello.