La Nación
El falso concepto de la libertad 1 24 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El falso concepto de la libertad

La libertad es intrínseca a la naturaleza humana, siendo una dimensión humana, arrebatarla, es mutilar al hombre. Dios creó al hombre libre, afectarla o destruirla es tergiversar el plan del Creador. El hombre, por el abuso del don de la libertad, ha desviado y desvirtuado el valor de la misma. En nombre de la libertad se han cometido muchas atrocidades a lo largo de la historia, en todas las culturas, en todas las etnias, en todas las ideologías y aún, en todas las religiones. ¡Qué horror! En frase de T. Hobbes, “el hombre es un lobo para el hombre”, -claro, el hombre sin un principio absoluto que esté sobre él, es la bestia más feroz de la jungla-. Por favor, cuidado con el culto a la personalidad; cuando el hombre se cree Dios, es el tirano más cruel, -lo grave es que se va llenándose de bufones que le aplauden todas sus ridiculeces, con tal de comer un mendrugo de pan que cae de su opípara mesa-. ¡Cómo se aprovecha el hombre de la necesidad del otro para quitarle su libertad!, -historias que se repiten a granel-.

Nuestro escudo nacional tiene dos palabras preciosas, a saber: LIBERTAD Y ORDEN. ¡Ah, si cumpliéramos esos dos pilares de la democracia! Distamos mucho de lograrlo, con esta cultura anárquica y reducida a los solos derechos, por favor, ¡sálvese quien pueda! Aquí reina la ley del más fuerte. Se cacarea la libertad, -claro, libertinaje-, pero el orden está por el piso. La gente honesta y cumplidora del deber tiene que sufrir los abusos de la libertad. Una muestra, la movilidad. Aquí nadie pone orden en las vías; cada uno hace lo que le da la gana y, los buenos ciudadanos, ¿qué tenemos que hacer? Respuesta: aguante con paciencia estoica. Sí aguante, pero pague impuestos, -para eso sí está listo el gobierno, claro para seguir manteniendo zánganos-. Definitivamente, siguiendo a Calderón de la Barca: “Este mundo triste al que está vestido viste y al desnudo lo desnudan”.

En términos de valores humanos, hemos llegado a la trasmutación total de los mismos. Ahora no se nace con sexo, se escoge. ¡Qué absurdo! Esto va contra natura, -el hombre pagará caro tan aberrante afirmación-, Dios no se ha ido de vacaciones. Se ha ido metiendo en el colectivo cultural aquello que, la religión se escoge, los valores se escogen, no se pueden imponer en el hogar, etc. ¡Qué abyecto! Por favor, en esta secuencia ilógica, no enseñe a sus hijos ser honrado o ladrón, deje que cuando grande escoja entre ser honrado o ladrón. Ahora, rebélese, porque a usted no le preguntaron dónde quería nacer, qué lengua escogería hablar, qué padres debería haber escogido. Permítanme acudir al aforismo latino: “Stultorum infinitus est numerus” = es infinito el número de imbéciles. ¡Ah! ¿cómo discutir con tercos e ignorantes? La fuerza se impone sobre la razón. En esta encrucijada de la historia nos toca, infortunadamente, tragarnos muchos sapos.